9. Típico hombre

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Nunca había estado tan furiosa con una persona como en esos momentos estuve con mi novio.

El pensar que una persona que aparentemente debía confiar ciegamente en mi, desconfiara de mi de una manera tan ruin, era algo que difícilmente tenía perdón. Andrés básicamente me creyó a primera instancia como una regalada traidora.

—¡Que se pudra Andrés!—solté con rabia, mientras alzaba mi milésima copa de la noche

—¡Que se pudra!—me apoyaron las chicas que me acompañaban

Se me fue la noción del tiempo en esos instantes. Lo único que hacia era beber y beber, sin tomar en cuenta en si ya era mucho lo que bebía, o si ya era muy noche.

Mi corazón dolía, y al parecer el beber y divertirme insultado a Andrés con canciones mediante historias de Instagram eran mi mejor calmante. 

—Necesito otra canción—yo me puse de pie, y fui hasta donde Roger, mi DJ favorito estaba seleccionando las canciones—¡¿Amiguito, me puedes poner la canción del negrito de ojitos claros?!

—¿Quién?—él me miró con duda

—¡Ozuna, ozuna!—Laura llegó detrás de mi, y se sentó en la barra para hacerme compañía.

Las otras chicas solo se quedaron en sus mesas cantando la cumbia que sonaba en esos instantes.

—¿Cuál de todas?—me preguntó Roger mirando su computadora divertido

Se preparó—respondí mirándolo con inocencia.

—Chicas, ya dejen dejen de pedirme canciones cada cinco minutos—él rodó los ojos

La verdad es que Roger era una persona muy amable. Por más que lo fastidiábamos pidiéndole música a nuestro gusto, él siempre cumplía con nuestros caprichos.

—Comprende a Cielo, amor—Laura le decía mirándolo con aburrimiento—. La música a veces es el mejor antídoto a un corazón roto.

—O solo puede empeorar las cosas—él nos miró con aburrimiento—. No es por nada, pero ustedes se ponen más lloronas con música. Allá Rebeca ya está por...—él se quedó callado mirando la mesa donde estábamos sentadas—. No, olvídalo. Ya sé quedó noqueada de borracha.

Efectivamente cuando la vimos, Rebeca estaba desparramada en la mesa.

—Déjala, la pobre si que se metió de todo hoy—Laura volvió su atención a Roger.

Al decir verdad, de todas yo era la que mejor estaba.

Cuando estaba tomando una copa, que el compañero de trabajo de Roger me trajo, de pronto sonó la canción pedida. Yo claro, ni medio sonó empecé a cantar.

—¡Esta es la mía!—yo desbloqueé mi celular y en seguida se lo pasé a Laura—. Grábalo todo, que no se te escape ni un segundo.

Como quería ponerle más drama a la reacción de Andrés a los videos, me pasé por encima de la barra y fui a parar junto a Roger. El pobre se quedó con cara de "what" en cuanto lo hice, pero luego de ver mis intenciones solo se dejó llevar.

Yo me había puesto a bailar con él.

Debo decir que Roger no era buen bailarín, sin embargo me ayudó en mis planes de venganza, pues se empezó a mover poniendo sus manos en mi cintura.

¡Se preparó, se puso linda, a su amiga llamaba! ¡Salió de rumba, nada le importó! ¡Porque su novio a ella la engañaba... como si nada!

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora