14. El mundo es tan pequeño

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Capitulo dedicado a: @MicaZ6 (Mica bella, en verdad agradezco tu apoyo. Gracias a tu publicidad, has logrado que las lectoras de esta pobre escritora aumente jejeje. En verdad, me emociona leerte siempre. Te mando un besote Mica) 






"Nadie se cruza por azar, las personas entran en tu vida por una razón, por una estación o por una vida entera. Cuando percibas el motivo, vas a saber qué hacer con esa persona."

Esas fueron las palabras con las que Paulo Coelho me marcó alguna vez.

Desde que las leí, no podía dejar de mirar a las personas, preguntándome si esas personas serían pasajeras y que no le harían ni frío ni calor a mi vida, o si en realidad había un propósito al cruzarse en mi camino. Me preguntaba internamente si serían capaces de cambiar un millón de detalles en mi destino con su sola presencia fugaz. 

Cuando veía a una persona, me preguntaba si esa sería la ultima vez que la vería, o si en mi vida se volvería a cruzar conmigo un centenar de veces más. Para mi cada persona era un "tal vez"de acciones que yo podría hacer por la sola cercanía de esa persona. 

"Tal vez" si yo le hablaba a esa persona, ella me hablaría también, y "tal vez" iniciaríamos una amistad eterna. "Tal vez" si yo miraba a esa persona a los ojos, "tal vez" esa persona se enamoraría a primera vista, al igual que yo, por cierta chispa entre los dos. "Tal vez" si yo le sonreía a una persona que se miraba triste, "tal vez" yo la salvaría de algún pensamiento turbio de atentar contra su vida. 

Rayos eran tantos propósitos con los que "tal vez" una persona podría actuar en la vida de una persona. A veces el más mínimo detalle, podría realizar grandes cambios en el destino de alguien. 

Vaya, habían tantos "tal vez" en el mundo, que podrían formar parte de mi infinidad.

Quien me iba a decir que Chris iba a llegar a conformar mi infinito. Realmente si lo pesaba mejor, él se convirtió en todo... todo mi infinito. Todos los "tal vez" de mi vida, giraban en su torno. 

Ni yo misma noté como él llegó a ser tan imprescindible en mi vida. Y pensar que desde mi niñez empezó a robarme mi infinito, y yo ni lo noté.

—¿Te acuerdas del primer concurso donde te puse a cantar?—la señora Piedad le puso a Chris sobre las piernas una lapto—. ¿Cuando te vestimos con traje de marinerito?

—Awww, antes tenías un traje de marinerito, y ahora los cachetes de marrana flaca—dije burlona, sentándome cerca de Chris—. Ya eres Federico.

—Mira quien lo dice... la nube oscura—Chris me dijo bromista, alzando la tapa de la lapto. 

Al ver la pantalla, noté como esta mostraba un editor de video. Pude ver escenas en una línea de tiempo, donde se veía a Chris y los chicos.

—¿Videoblog?—dije dando saltitos de emoción—. ¿ESTAS EDITANDO UN VIDEOBLOG?

—Sí—él asintió analizando mi exagerada emoción—. Y es un secreto así que espero no se lo digas a nadie.

—Moriré con el secreto—yo cerré imaginariamente la cremallera de mis labios.

Chris negó divertido, y sacó del estuque del DVD un CD para introducirlo por su lapto.

—Ya lleva mucho tiempo que no veo a mi hijito cantar de chiquito—la señora piedad sonreía radiante, mientras Chris trabajaba en reproducir el video.

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora