26. ¿Qué pasa contigo?

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Estuve persiguiendo a Chris y sus amigos por lo que me parecieron horas. Supuestamente en un inicio Jonathan me dio si ubicación, pero en cuanto llegué solo halle restos de volcanes y una que otro botella en el piso de un lote vacío.

Menos mal Jonathan me dio el numero de David, así fue como luego de dos intentos de encontrarlos gracias a sus indicaciones, llegue a un mirador.

Me costó horrores llegar allá pues no conocía el camino tan destruido por el cual se llegaba.

—Solo llegaras y merodearas a Chris por un rato—me decía a la vez que estacionaba la moto cerca de dos autos que proferían música a todo volumen. Sus dueños se hallaban jugando con juegos pirotécnicos a varios metros de ahí, y por lo que se veía estaban tan concentrados, que ni les importó dejar las puertas abiertas sin nadie dentro del auto.

—No tocaras a Chris. No lo harás—yo cerré los ojos y luego de una respiración seguí caminado hasta el grupo de amigos gritones que se atacaban con bengalas. En la oscuridad casi ni los distinguía.

Estaba por anunciar mi llegada, pero de pronto sentí como alguien me pasaba tumbando provocando que me quedara en el piso.

—Cielo—murmuró la persona que me tiró al piso y alcé alcé vista malhumorada. 

Frente a mi estaba José.

—Por tu culpa casi me rompo el coxis

—Perdóname—él me sonrió y me tendió la mano.

Cuando estuve de pie, vi como gente venía corriendo lanzándose rayos de bengalas. Así fue como vi a Chris llegar con una chica en la espalda. Él corría y la chica lanzaba disparos de bengalas contra los amigos de Chris.

—Coff cofff—José tocio exageradamente, al ver que los chicos se aproximaban sin notar mi presencia—. CIELO, LLEGÓ.

En cuando él me nombró, todos dejaron lo que estaban haciendo y se pusieron a buscarme con la mirada. Lo lograron notándome junto a su auto. Chris también me encontró con su mirada, más no hizo nada por bajar a la chica que cargaba y que además lo abrazaba melosamente por el cuello.

—Hola chicos—los saludé con la mano alegremente—. Llevo horas intentando encontrarlos.

—Sí, es que no nos decidíamos a escoger un lugar donde quedarnos—David me dijo mientras me daba un beso en la mejilla—. Que chévere que estés por aquí.

Todos se veían incómodos, y juro que me quería largar. Sobre todo porque Chris parecía ni siquiera inmutarse de mis posibles celos. Menos mal no los tenía, porque sino ya hubiera arrastrado a la tipa. Digamos que algo así ya me tenía acostumbrada.

—¿Quiere tomar algo?—me preguntó José pasándome una botella de vidrio

—Sí, gracias—asentí, y de una sola me pasé por la garganta un buen bocado. Casi me tomé la cuarta parte de la botella de un solo sorbo. Los chicos se quedaron asombrados por mi manera de beber.

Chris finalmente bajó a la chica y se aproximó a mi.

—Así que volviste—Chris se paró junto a mi.

—Te lo prometí—le sonreí, arrimándome al auto—. Necesitaba darte un abrazo de feliz año. nuevo.

Sin más lo rodee con mis brazos, y le di un beso en la mejilla. Él me correspondió aunque no de la manera que esperaba.

—Espero que este nuevo año, sea lleno de bendiciones para ti y tu familia. Te mereces todo lo mejor, amor—le susurré separándome de él.

Ambos nos miramos por un rato en medio del casi abrazo. Su mirada se veía tan seria que me intimidaba. Nunca creí ver a Chris así, después de todo solo conocí su lado bromista, alegre y tierno.

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora