42. Eres mi hogar

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Sigo viva jajaja, aún puedo seguir molestando en wattpad :) 


Capitulo dedicado a: @lesliealexa_17 (Gracias bella por siempre estár pendiente de mis novelas, y por siempre hacerme carcajear con tus comentarios jiji. Es lindo poder leerte siempre. Espero te guste el capitulo )









Siempre huí de las personas que me empezaban hacer sentir cosas fuertes. Me decía internamente que nunca era bueno encariñarse tanto de alguien, porque esa misma persona podría abandonarte. Muchísimas personas en mi vida solo eran pasajeras.

Ahora, esa barrera que tenía por encariñarme se había caído con Chris. Al saber que de alguna manera él estaba destinado a quedarse conmigo por siempre debido al hechizo, hizo que no pusiera "peros" a la hora de entregarme por completo a él.

Por primera vez solté todos mis sentimientos y no me esforcé por ocultarlos, así como siempre hacia. Esta vez no me los guardaba hasta que desaparezcan. En esta ocasión solo derrochaba mi corazón con acciones, sin miedo a que fuera ingrato con lo que le daba. 

Tal vez en un futuro me arrepentiría de haberle dado tanto, sin desconfianza alguna.

En fin...

Yo estaba atareada sacando el pollo del horno, cuando oí que el timbre sonó. Yo dejé el pollo abandonado en la mesa de la cocina, y fui corriendo abrir a mi recién llegado.

—Pareces la vieja chancluda—Chris me dijo en cuanto abrí la puerta.

Admitía que él tenía razón, pues estaba aún con unos cuantos rulos en mi cabeza, y un delantal de cocina. Y la verdad, no me sentía para nada incomoda con Chris viéndome así. Con él estaba empezando a tener demasiada confianza.

—Entonces tú eres mi profesor Jirafales—divertida lo jalé de su camiseta y lo acerqué a mis labios—. Ahora mejor entra pronto que se enfría el almuerzo.

—Gracias, Linda. Por cierto... traje el postre—un Christopher sonriente, me extendió una caja de unos treinta centímetros en sus dimensiones. Tenía un bonito moño, envolviéndolo.

Mientras cerraba la puerta detrás de nosotros, acerqué mi nariz a la caja he intenté percibir el olor. Había algo raro en la caja, sobre todo porque el peso se iba cambiando de lugar en la caja. Era algo muy inestable.

—¿Qué trajiste?—yo empecé agitar la caja, causando que a Chris estuviera por darle un paro.

—¡No la muevas así!—él me arrebató la caja, y la abrazó como si fuera un bebé.

—¿Por qué?—yo lo miré dudosa.

—Solo ábrelo y lo sabrás—me extendió nuevamente la caja, y obedeciendo a sus pedidos zafé el moño y acto seguido alcé la tapa.

Nunca vi venir lo que tenía dentro. 

—¡Oh por dios!—yo abrí los ojos como platos al encontrarme a cierto peludo habitante—. ¡MI AMOR CHIQUITO!

Sin esperar a más, saqué al cachorrito manchado que me movía la diminuta colita. El perrito al ver que lo acercaba a mi cara, empezó a dar lametones con su aliento singular de bebé.

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora