10. Una dosis de morfina

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Volví!!!!! Ok me callo y sigo 



Debía aclarar las cosas, e intentar retomar una relación de amigos con él antes que se de ideas erróneas.

—Chris—yo me paré junto a la mesa, intentando ocultar mi decepción—. ¿Quieres bailar un rato?

Él me miró por un rato, y después se paró de un brinco con actitud animada.

—Claro, bella—él pidió permiso a sus amigos para salir de la mesa, y en pocos minutos ya estaba a mi lado.

La verdad me ponía un poco nerviosa decirle las supuestas verdades en la cara, pero creo que mi capacidad de decirlo todo sin vergüenza ayudó mucho.

A veces me decían que era tan pero tan sincera, que a veces caía mal.

—¿Te gusta, el reggaeton?—pregunté, y él asintió sin tomarle importancia—. Es que si lo deseas puedo pedirle a Roger que ponga otra cosa.

En ese momento sonaba Criminal, y una pocas personas bailaban en la pista.

—No déjalo, yo bailo todo lo que suene—él me sonrió, y yo le devolví la sonrisa. Posteriormente lo tomé de la mano y juntos llegamos hasta la improvisada pista.

Era momento de hablar mientras bailábamos.

Criminal, cri-criminal. Tu estilo, tu flow, baby muy criminal— empecé a cantar, mientras bailaba a unos cuantos pasos lejos de Chris.

De alguna manera me cohibía bailarle como lo hice con Roger.

Él tan solo se puso a moverse lentamente de una lado a otro, imitando mi canto. Ambos disfrutábamos de la canción estando un tanto separados. 

—¿Así que desde hace cuanto estás soltera?—me preguntó él, acercándose para poder susurrar en mi oído.

—Desde hace poco—respondí, intentando ser evasiva—. ¿Y tú desde cuando? A menos que...

—Desde hace poco—él copió mi respuesta y yo reí.

—Bien por ti—solté en una risita—. De seguro hubieras roto mi sensible corazón de cncowner si me decías que tienes alguna novia.

—Por ahora no tengo cabeza para esas cosas—él respondió con una seguridad que me sorprendió.

Esa respuesta solo fue algo que comprobó que Chris no había llegado hasta mi pretendiendo ser un chico que se enamoró a primera vista de una fan, pues de otra manera me habría insinuado que si quería alguien que cuide su corazoncito.

—¿Así que por ahora no te interesa encontrar al amor de tu vida, porque quieres vivir tu loca juventud con tranquilidad?—intenté adivinar con curiosidad. 

—Pues, sí... pero eso no quiere decir que me niegue completamente a alguien sentimentalmente. Si el amor llega a mi de casualidad y si no lo puedo evitar, lo aceptaré, pero en cuanto a yo ponerme a buscar por mar y tierra... no... eso no lo haría—dicho eso, el aprovechó para poner su manos en mi cintura.

Él empezaba a pegarse mucho a mi, y aunque no quiera admitirlo me gustó. Es que sentir su olor tan cerca mio, y su calor emanando a poca distancia, solo hacía que me sintiera en alguna especie de paraíso.

El idiota siempre tenía ese efecto en mi.

—Casi pienso lo mismo que tú—asentí sin despegar mis ojos de los suyos—. Eso de complicarse la vida buscando un épico amor no vale la pena. A veces por precipitarte buscándolo, encuentras miles de falsos épicos amores. En cualquiera vez un épico amor, cuando no es así. Por eso creo que es mejor ser exhaustivo y tardar en enamorarte, pues así te ahorras llorar por amor. Creo que esa va a ser mi nueva filosofía.

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora