20. Profecía de un final feliz

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Solo porque ando libre ando actualizando jajajajaja




La mañana llegó a mi, saludándome con un golpe luminoso en la cara. Realmente estaba muy sensible a la luz, pues mi resaca hacía que mis sentidos se intensificaran. Por esa razón, me protegí la vista metiendo mi cabeza, debajo de una de las almohadas que estaban sobre mi cama.

—Maldito Andrés—yo me quejé, haciendo culpable a mi ex novio de mi estado.

Ese hombre me había dejado cayéndome de borracha la noche anterior por mi depresión a causa de él. Ahora lo único que quería era seguir descansando en mi cama, a la espera de que la resaca se me pase para poder ir al cool Antro a continuar ahogando mis penas.

Pasé allí tirada, insultando a los autos ruidosos que pasaban por la calle, y los cuales me hacían explotar mi cabeza, por lo que me parecieron horas. Realmente ya no podía dormir.

—Te amo, idiota—murmuré con la voz temblorosa al recordar al amor de mi vida.

No podía dejar de pensar en él. 

Estaba por ponerme a llorar, cuando de repente oí como el tono de mi celular empezó a sonar haciendo eco en mi vacía habitación.

Realmente no tenía ánimos de contestar, pero a causa de que ese sonido estaba haciendo explotar aun más mi cabeza, extendí el brazo hasta el piso donde mi celular descansaba. A tientas logré localizarlo y lo llevé hasta mi oído.

—Ahora mismo no lo puedo atender, llame después

Iba a colgar, pero la voz de mi mejor amigo me detuvo.

—Hasta que al fin contestas. Yo te necesitaba de urgencia para que me pases el número de tu amiga Laura.

—¿Ya te le vas a lanzar? Pero si ella está a kilometros de ti...

—Dijo que posiblemente venga a Quito a visitar a unos parientes. Y me dio un " no sé qué" por verla. Ya sabes que las chicas difíciles me encantan.

—Vete al diablo—murmuré malhumorada, mientras me sentaba sobre mi cama—. ¿Solo por eso me hiciste despertar?

Enseguida me imaginé verme del asco, así como me sentía.

—No, también era para saber como estas—Fer me habló despacio—. ¿Cómo estas? ¿Ya te sientes mejor? ¿Ayer ya te desahogaste?

—Creo que sí—yo di un bostezo sonoro, y me senté sobre mi cama—. Por un momento creo que Andrés se me fue de la cabeza. 

A mi mente se me vino mi solitaria salida de anoche, donde me la pasé recordando cada momento vivido con Andrés durante nuestros años de noviazgo. Tenía que hacer una ultima salida de despecho, para poder sacarlo de mi sistema. 

En los últimos días había estado muriendo en depresión, y Fer lo sabía más que bien.

—Bueno, entonces mi niña, es tiempo de avanzar y ser feliz—él soltó una risita burlona—. Podrías ser muy feliz con tu greñudo ñengoso. 

Christopher.

Ese muchacho que llegaba a ratos a mis pensamientos, quitándome el dolor que sentía por mi ex novio. Fue raro pero el simple recuerdo de él siendo lindo, riendo conmigo, diciéndome "te amo" hizo que la herida doliera menos. Al menos mi autoestima no era tan bajo, gracias a que sabía que había llamado la atención de un chico como él. 

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora