13. Un dentista de emergencia

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Capitulo dedicado a: @EmiVReyes (Por ser el primer comentario en el capitulo anterior, y por siempre estar presente en mis novelas. En verdad gracias por tu apoyo, linda )





Atravesé calles y avenidas por unos cuantos minutos, hasta que al fin llegué a mi destino más deseado del día. Allí estaba la casa del chico experto en borrarme la mente.

—Actúa normal—me dije a mi misma, bajándome de la motoneta y caminando a hasta la puerta.

Toqué el timbre mientras sacaba la camisa de mi mochila, y me quedé parada esperando. Solo poco después salió una señora que se me hacia muy conocida.

Era la abuelita de Chris.

—Sí, dígame—ella decía mientras se acercaba a la puerta.

—Ahm... señora muy buenas tardes—dije suavemente con una sonrisa de niña buena—. Disculpe la molestia, en verdad perdón. Pero... tengo que entregarle algo a Christopher.

Ella me analizó por un buen rato pensativa, hasta más de lo debido diría yo. 

—Ah, bueno... puede dejarle conmigo lo que sea que tenga que entregarle—ella miró curiosa mis manos donde sostenía la camisa.

—Hubiera preferido dárselo a él mismo, pero entiendo—suspiré apenada, extendiéndole la camisa, que aun emanaba su perfume.

Yo ya venía venir eso de que no me iban a permitir verlo, pero al menos hice el intento.

—Lamento no poder ayudarla—ella me sonreía casual—. De todas maneras gracias por el regalo. ¿Eres cncowner, verdad?

Iba a corregirle sobre aquello de que era un regalo, pero preferí dejarlo así, pues no estaba con ganas de ponerme a explicar porque yo tenía una camisa de él.

Ventajosamenete ella aun no reconocía el olor y la camisa de su nieto.

—Si, soy una fan de su hijo—asentí animadamente—. Y por cierto, no sé si siga siendo una molestia pero... ¿podría decirle que Cielo, lo quiere mucho?

—Claro, linda. Yo le diré eso—ella sonreía tiernamente

—Bueno, gracias—yo empecé alejarme, al igual que ella—. Y solo para probar suerte, estaré por aquí unos cuantos minutos por si regresa. Claro, si no es mucha molestia para usted que me quede aquí afuera. 

—Pero, no sé si tardará en venir—ella miró hacia la puerta de la casa, y luego me regresó la vista en un suspiro—. Bien, por no hay problema. Pero recomendaría que mejor fueras a tu casa porque puede que no venga hasta muy tarde. 

—Como dije, solo me quedaré unos minutos y si mi suerte es tan mala y no aparece como por arte de magia, me iré— le sonreí apenada—. Estaré por en frente, muy calladita y juiciosa. 

—Bueno—ella negó un tanto incomoda—. Que tenga buena tarde. 

Ella entró a la casa, y yo en cambio me senté en la vereda de enfrente con la mirada fija en la casa. Según mis planes, y si Chris estaba en casa, la señora le contaría que una tal Cielo vino a dejarle una camisa, y que estaría por afuera esperándolo, luego si él quería saludarme, saldría a verme. Pero en el caso de que no estuviera, o en el peor de los casos si no quería salir a saludarme, a los 10 minutos como máximo yo ya me iría. 

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora