33. Apagando el verano

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Capitulo triple (1/3)


—¿Qué clase de materia es educación para la ciudadanía?—bostecé mientras pintaba un dibujo chueco sobre justicia indígena—. Dios, estas materias jamás las recibí en mis épocas de colegio.

Ya se me estaba acalambrando la mano de tanto pintar los deberes de Fat.

—Esos profesores están enfermos—Chris pintaba un mapamundi, donde aparentemente tenía que señalar los países de la unión soviética—. ¿Me prestas el verde?

Luego de un bostezo le pasé la pintura, y tomé otra para dar los últimos toques al cuaderno de Fatima.

Tardamos casi toda la tarde haciendo las tareas de Fat, y creo que nuestra lentitud se debía a que ya estábamos muy oxidados en esos temas. Yo en lo personal no sabía ni pío de química o matemáticas. Por poco y muero de un colapso mental a causa de no entender la regla de Cramer en las ecuaciones.

¡YO ODIABA LAS MATEMÁTICAS!

Por la razón anterior es que elegí en la universidad una carrera muy lejana a esa materia.

—Yo era el mejor de mi clase—Chris habló, mirando con orgullo su mapamundi—. Estos deberes los hubiera hecho en un suspiro.

—Tú lo dijiste "eras"—le recordé con cansancio—. Bien que repetiste cinco veces cada ejercicio de matemáticas que te asigné.

—Es comprensible—él cerró el cuaderno, y cruzando sus brazos recostó encima su cabeza—. Creo que van casi cuatro años que no he estudiado este tipo de cosas.

Admiré mi ultimo dibujo de la noche, y retoqué con color piel las caras de las personas.

—También— yo cerré el cuaderno, y me puse de pie—. Bien... creo que iré ver si hay algo de comer.

—Un momento—Chris alzó la cabeza y me miró con una ceja alzada—. Olvidas algo.

—¿Qué?

El sonrió traviesamente.

—Quedamos en que el ultimo en terminar su parte de los deberes tendría un castigo por parte del otro—el dijo mirándome malicioso—. Yo terminé antes que tú.

—Sí, eso no pasará—yo salí a toda prisa de la habitación. Chris me siguió detrás—. Solo lo dije en broma.

—Pues yo hablaba muy en serio cuando acepté—él se cruzó de brazos y me miró con desaprobación—. No me gusta que la gente no cumpla sus promesas.

—¡Era broma!

Y entonces Chris sacó su celular de su bolsillo, lo plantó en frente para que luciera un numero. Yo me acerqué a ver de quien se trataba y casi me da un paro.

—Si no haces tu penitencia, llamo a Andrés y le digo que vamos a tener un bebé—él me dijo divertido, y yo la miré con la boca abierta.

—¡No serías capaz!—lo apunté con un dedo—. No creo que...

Chris en seguida arrastró su dedo por la pantalla y se llevó el teléfono a su oído.

—¡CHRISTOPHER, NO!—yo corrí hasta él, y antes que pudiera hacer algo se retiró el celular y me miró divertido—. Okey no lo llamaré, pero entonces cumple conmigo.

De mala gana me aparté de él, sin antes darle un empujón vengativo.

—¿Qué quieres que haga?

Christopher se volvió a cruzar de brazos y me miró de arriba abajo con diversión.

—Un striptease—él me alzó las cejas con cara de niño travieso

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora