57. Tóxica

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Era un fantasma, que se la pasaba tumbada en una cama, con la mirada perdida a la que no le importaba nada de lo que sucediera a su alrededor. Solo vivía perdida en los recuerdos del pasado. Revivía sin descanso todos aquellos momentos que me dio mi madre, y me maldecía por no haber sido lo suficientemente capaz de salvar su alma.

Cuando ella falleció, al menos tuve el consuelo de saber que ella iría a un lugar mejor, lejos de todas las crueldades que puede existir en el mundo, pero en esta segunda ocasión que la perdí... ya no tenían sentido esas estúpidas ideas.

—Amar a un hombre no vale la pena—solté abrazada a mi almohada.

Como fue que el sueño de una chica llamada Edith terminó en un final tan trágico. Mi madre solo quería sentirse amada por un chico al que amó más que a nada. Al final ese deseo inocente terminó convirtiéndose en un infierno... literalmente.

Todos los implicados resultamos gravemente dañados, por el amor de una muchacha. Todos, empezando por mi padre, hasta... Christopher.

—¡EL AMOR ES UN ASCO!—grité a la vez empezaba a lanzar puñetazos a mi colchón.

El amor; una curva peligrosa en la que no pensamos más que en acelerar. Una curva peligrosa que podría matarnos.

Mi perspectiva del amor antes de todo lo que sucedió cambió por completo. Me hizo ver que quizás el volverse loco, muriendo en vida por amor no era algo que valiera la pena.

La vida no puede girar en base al amor siempre. Hay limites antes que ese amor se convierta en nuestra perdición.

—¡Cielo, calmate!—entró un Fer asustado a mi habitación, vestido con un delantal de cocina.

—¡EL AMOR NO VALE LA PENA!—dije con lágrimas en los ojos, lanzando todo lo que había en la cama al piso.

Fer se apresuró a atraparme antes que me pierda en mi ataque de pánico. Su brazos me envolvieron, y me mantuvieron forcejeando por un rato mientras lloraba.

—Respira, linda—él suspiró en mi oído.

—¿De que sirvió que mi mamá amara tanto a mi padre?—decía mientras intentaba soltarme de Fer—. ¿De que sirvió el amor que me tenía? Lanzó su vida al infierno por amor.

—Mi amor, calmate—Fer me sostenía fuertemente, y yo me abracé con más fuerza a él.

—¿De que servirá mi amor por Chistopher?—murmuré con la mirada perdida.

Como era de costumbre en los últimos días, luego de algún ataque de llanto solo me quedaba diciendo mis venenosos pensamientos, mientras Fer me sostenía diciéndome que todo estaría bien hasta quedarme dormida.

Y sip, ya no era la misma chica desde que finalizó la maldición.

(...)

Los días siguientes no mejoraron para mi, pero afortunadamente por la presencia de Fer en mi casa las cosas no fueron tan mal. Él era prácticamente mi niñero que intentaba convertirse en payaso a ratos. Desafortunadamente fueron pocas las veces que logró hacerme sonreír.

En fin...

Sara tampoco se hallaba bien en los últimos días, pues nunca se imaginó que mi madre hubiera sido capaz de hacer lo que hizo. Me contó que alguna vez se le pasó por la mente que algo así sucedería pero no lo creyó posible. De hecho el día de mi "prueba de embarazo" mágica, ella se empezó a cuestionar de donde provendría la vida que pedía el trato. Su ilógica mente le dijo que quizás la vida ya fue tomada, y tal vez mi madre pudo haber intervenido en algo así.

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora