24. Vamos al grano

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Siendo aproximadamente las 10 de la noche, yo solo me quedé en mi cama como estatua. Realmente me quedé como un maniquí, mirando hacia una televisión donde pasaban películas de Disney. Por un momento creí que las películas para niños me animarían, así como en los viejos tiempo pero no. Solo me había quedado pensando en que iba a hacer con mi vida a partir de ese momento.

Diablos, quería llorar pero simplemente me obligué a no hacerlo. Parte de superar a Andrés era no llorarlo más.

Ya debía parar con todo ese asunto

Mientras estuve sentada en mi cama debajo de las cobijas había recibido varias llamadas, entre las cuales miré las de Christopher, Laura, Sara y Fer. Obvio a ninguno le contesté, pero creo que el sentimiento de soledad me impulsó a contestar alguna de ellas. Precisamente en cuanto el teléfono sonó por octava vez, contesté sin mirar quien era. Así fue como el afortunado en ser contestado, fue Chris.

Así de exacto era mi destino con él. Siempre lo elegía a él, aunque sea a ojo cerrado.

—¿Diga?—dije con la voz temblorosa

—Hola, hermosa—él me dijo alegremente. De fondo sonaba música fuerte. Más en especifico sonaba la típica canción de fin de año "Yo no olvido el año viejo". Ahí recordé que todo el mundo afuera de mi casa, andaba en festejos familiares para despedir el año.

Ya se acercaba el 2018 y yo estaba encerrada llorando.

—Hola, Chris—dije con poca voz.

Al recordar una fecha especial donde pasaban las familias riendo, y disfrutando de su compañía, me hizo sentir aun más sola. Yo no tenía a nadie una vez más.

—Te estuve llamando desde la tarde. Quería llevarte a dar una vuelta con mis amigos—él dijo alzando la voz—. Dime, ¿donde estás? ¿Puedo ir a verte?

¿En verdad quería salir?

Ni yo mismo me creía que no quisiera salir con el mismísimo Christopher Vélez a festejar el año nuevo. Yo que era la fan que se la pasaba stalkeandole en fechas importantes, solo para simular que me encontraba festejando con él aunque sea a la distancia.

—No creo que me sienta bien—le dije con desanimo—. Pero de todas maneras te agradezco que me hayas tomado en cuenta.

—Yo sé como hacer que te sientas bien—él me dijo alegremente—. Celi, solo alístate para ir a un bonito lugar. Prometo que te olvidarás de cualquier mal rato. Y solo como adelanto... pienso llevarte al lugar más feliz del mundo.

—¿A dónde?

—A mi dulce hogar—él contestó nuevamente gritando—. Mi abuelita y mi mami, prepararon un comida muy rica. 

Solo de imaginarme estar en un circulo familiar tan amoroso como él de Chris, me hizo sentir aún más nostalgia, porque yo sería la extraña allí. Me acordé que nunca volvería a recuperar a mi propio y feliz circulo familiar. 

—No en serio, no creo que pueda.

Todo lo que me aguanté en la tarde, ahora quería salir a como de lugar. Yo parecía una bomba de sentimientos a flor de piel.

—¿Celi?

Y así señoras y señores es como de pronto exploté en llanto, dejando a un Chris muerto de la preocupación.

—Es que... que... que...—yo no podía ni hablar a causa del llanto—. Dis...discul...pa, es...que...que...no... pue...

—Respira hondo—él me dijo con la voz suave, pero yo solo seguía llorando—. Dale, bella. Respira, a la cuenta de tres.

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora