28. ¿Sin ataduras?

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"Me equivoqué mi amor, perdón"

Oí la voz de mi madre lejana, y tiempo después me vi a mi misma en medio de una fiesta, en una casa oscura. Los focos principales estaban apagados, y solo las luces de colores de algún aparato que se movía, lo iluminaban. Parecía una mini discoteca.

—¡QUE VIVA LA REINA DEL CAMPEONATO!—oí que alguien gritó y al enfocar mi vista en la persona que lo dijo, me encontré con Jonathan Ayala, uno de los amigos de Chris.

Al bajar mi vista, me encontré con que estaba sobre una mesa, y no solo eso. Yo estaba bailando de arriba abajo, de la manera más seductora sin que me importe si se me veía todo. Mucha gente me rodeaba con bebidas en mano, y silbándome en apoyo a lo que hacia.

Mi vista estaba nublada, y mi cabeza giraba.

—¡TODOS MANITOS ARRIBA UHHHH!—solté en medio de una carcajada, mientras bajaba al ritmo de un reggaeton intenso.

Todos empezaron a aplaudirme, en su mayoría chicos.

Quería decirme a mi misma que me controlara, pero lastimosamente no tenía potestad para hacer nada acorde a mi voluntad. Yo era el vergonzoso centro de atención y no podía hacer nada.

—¡Una vueltita, una vueltita!—gritaban los chicos, divertidos por mi espectáculo. 

Por allí a lo lejos noté la presencia de los amigos de Chris. Ellos charlaban por la parte más trasera, sin ponerme atención.

—¡Mi amor, que linda estás!—oí decir a alguien por algún lado.

Yo bailaba tambaleándome feliz, moviendo todo mi cuerpo lentamente y gritando la letra de la canción que sonaba.

¡Me quería matar por hacer algo así!

Afortunadamente algo detuvo todo el show, y era nada más que el abrazo de alguien por la cintura. Pese a que no veía bien por el mareo, vi una manos de un tono de piel demasiado claro, entrelazarse en mi cintura.

¡Quería gritar para que me ayuden a quitarme al atrevido!

—Hermosa, ya fue mucha diversión por hoy—oí la voz de Chris en mi oído.

Al enfocar bien mi vista en sus manos sobre mi estómago, noté como estas hacían un nudo con lo que parecía ser dos mangas.

¡Eran mangas de una chaqueta de terno!

—¿Christopher, caballerito, Vélez?—logré decir llevando mi vista hacia atrás. Chris me sonreí divertido, y luego solo aprovechó que detuve mi baile para alzarme en sus brazos.

—Sí, soy el caballerito—él dijo en una risita mientras me llevaba, en medio de quejas de los chicos que estaban viendo mi show—. ¿Te cuento un secreto?

—Claro, guapo—le dije, medio adormilada.

—Tu vestido se está abriendo

¿Porqué se me hacia tan familiar esta escena?

—¡¿QUÉ?!—hablé alarmada, empezando a revisar mi vestido rojo—. ¡Que vergüenza, que nadie me vea los calzones!

Chris soltó una carcajada ante lo que dije.

Examiné donde nos hallábamos, y me encontré fuera de la casa. Ni noté cuando nos alejamos tanto de la mini discoteca de adolescentes.

—Descuida, linda—él me bajó, pero siguió siendo mi apoyo al abrazarme de costado—. Llegué a salvarte. Justamente logré taparte antes que todos notaran tus calzones de abuelita.

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora