Mi hermano. (Shawn Mendes) O R I G I N A L

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La empuje a la pared, cerré la llave de la regadera y volví a unir nuestros labios rápidamente. Ahora sus manos estaban en mi nuca acercándome más a ella y las mías estaban en su trasero. Nos separamos unos segundos para respirar pero esta vez, mis labios fueron a su cuello hasta ir descendiendo por el valle de sus pechos. Tome uno con mi mano y el otro lo succionaba como un bebe logrando que Hannah soltara un gemido que solo hizo que Frank estuviera más feliz de lo normal.

Después sus manos fueron a mis hombros e intentaron separarme pero con la mano libre la tome de la cintura fuertemente haciendo que Hannah soltara esta vez un jadeo.

—B-basta Shawn... —Suspiros de placer salían de su deliciosa boca y aunque intentaba separarme sabía que en su interior, me quería cerca. —T-tu besaste a S-Shania... —Solté un gruñido cuando Hannah levanto su rodilla y yo me frotaba en ella. —Shawn... —Esta vez Hannah me empujo logrando deshacerse de mi agarre. Me acerqué a ella pero negó.

—Ella no me importa, la única chica que amo, eres tú... —Pegué nuestras frentes viendo que ella ponía de nuevo sus manos sobre mis hombros.

—Entonces hubieras cortado el beso. Pero no lo hiciste. —Atraje su cintura a la mía y le di una fuerte nalgada logrando escuchar un gemido de sus labios.

—Demonios, volvería a besar a Shania si a cambio recibo más de tus gemidos.

—Eres un idiota.

—Soy tu idiota.

—Déjame en paz, Shawn. —Su mano fue a su trasero y quito la mía de ahí.

Yo fui más rápido y tome la suya entre mis manos y la conduje hasta mi erección.

—Esto es lo que provocas en mí, hermosa. Eres mía.

—No, no lo soy.

—Lo fuiste desde que me seguiste el beso la primera vez.

—Joder, suéltame. —La abrace y lleve mi rostro a su cuello. Respire aquel dulce olor a moras silvestres de su jabón y sonreí. —Me estoy cagando de frío, suéltame.

—Yo te caliento, preciosa.

—Si lo haces, pero ahora necesito calor de una manta, no de tu calentura que nunca se quita.

— ¿Segura?

—Claro que sí, quítate de encima y déjame taparme con mi toalla.

Mi mano derecha fue recorriendo el hueco de su cintura hasta llegar a su muslo. Lleve mi mano a su zona íntima y la roce con mis dedos suavemente repetidas veces, haciendo que Hannah intensificara su agarre en mis antebrazos. Los suspiros de placer volvieron a escucharse por todo el cuarto de baño.

— ¿Piensas ir por la toalla todavía? —Murmuré en su oído notando que su piel se estremecía.

Introduje un dedo en el interior de ella y Hannah ahogó un gemido.

—Joder...

—Responde.

—S-si...

— ¿Si?

Moví mi dedo lentamente recordando que ella es virgen, porque ¿Qué adolescente pierde su virginidad a los dieciséis años?

Otro gemido escapó de su garganta. Metí otro dedo logrando que Hannah se sobresaltara frenéticamente al ritmo de mis movimientos.

—Shawn... —Soltó un gritito el cual yo silencié con mis labios. La recargué de nuevo en la pared y moví mis dedos cada vez más rápido. Sus manos arañaban mi espalda pero a mí me importaba poco, yo simplemente gozaba del panorama que estaba frente a mí.