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ADVERTENCIA: Capitulo fuerte

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ADVERTENCIA: Capitulo fuerte.

Cabe mencionar que estoy totalmente en contra del maltrato y violación, así que no me pongan comentarios de: ''te encantan estos temas, eres una enferma'' porque los voy a ignorar, alv :) :)



Shawn.

— ¿Para qué me ocupan? —Matt se puso a mi lado y me dio la tabla del personal del Hospital.

''Enfermera: Shania Badell''

El pulso se me aceleró y tuve que respirar para controlarme. Matt me vio confundido.

— ¿Ocurre algo malo? —Le di la tabla y él la tomó lentamente.

— ¡Shawn! —Exclamó una voz chillona a mis espaldas. Voltee tensando la mandíbula y ahí estaba ella con su uniforme de enfermera. — ¡Ay por Dios! No sabía que trabajaras aquí, que casualidad. —Ella me sonreía de forma coqueta y se acercó a mí para darme un beso en la comisura de los labios.

— ¿Qué haces aquí? —Murmuro quitándome el brillo labial rojo de mi piel.

— ¿Cómo que qué hago aquí, tontito? —Soltó unas risitas. —Trabajo aquí, cariño. Me veras muy seguido.

— ¿Ustedes... se conocen? —Pregunta Matt mirándonos sorprendido.

— ¡Claro que sí! Somos mejores amigos, ¿verdad que si, Shawnie? —Agarró mi brazo y lo entrelazo con el suyo.

— ¿Shawn? —Matt me miró con una ceja alzada.

—Tenemos que hablar. —Me solté de ella y la tomo del codo para caminar hacia mi despacho ignorando a Matthew y a todos los que pasaban a lado de mí.

Una vez dentro de mi zona de confort, le puse seguro a mi puerta y la solté.

— ¿Qué demonios haces aquí, Shania?

Ella sonrió y comenzó a caminar tocando lo que había a su alrededor.

—Crei habértelo dicho, Shawn.

—No me quieras hacer estúpido, Shania. ¿Qué demonios hiciste para trabajar aquí? —Tenía mis puños cerrados y mi respiración era irregular a pesar de que trataba de mantenerme en calma.

—Oh, ya sabes. Solo hice un poco por aquí y por allá. Ya sabes, lo normal. —Se sentó en mi escritorio y se acomodó el busto descaradamente.

—Tienes que irte de aquí. —Me acerqué a ella.

—Estas bromeando, ¿verdad? —Ella resopló. —Me gusta estar aquí y no pienso irme.

Pongo mi mano en su cintura y la bajo de mi escritorio.

—Basta.

—No puedes mantener tus manos alejadas de mí, ¿no es cierto? —Sonrió burlonamente. —Eres muy pervertido, Mendes.

Mi hermano. (Shawn Mendes) O R I G I N A LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora