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Shawn

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Shawn.

El camino a casa fue silencioso, tampoco quería hablar pues aún estaba molesto porque Hayes beso a Hannah y ella le correspondió.

En este momento me encontraba en la sala comiendo cereal con leche. Mamá se fue a hacer unas cuantas compras y dijo que vendría temprano, que no tardaría, pero hace un par de minutos me llamo diciendo que se había encontrado con la mama de Nash y Cameron en el supermercado y acordaron hacer una pequeña tarde de ''chicas''.

Hannah estaba en su habitación desde que llegamos haciendo tarea. O al menos eso fue lo que me dijo antes de encerrarse en su habitación.

Oigo unos pasos en las escaleras y estoy seguro de que viene a pedirme algo.

Sonreí y una pequeña porción de leche salió de mis labios. Lo cual me obligo a pensar el que se sentiría que Hannah me chupara el...

Frank.

—Shawn. —Balbuceó Hannah sentándose a mi lado.

— ¿Quién eres? ¿El rayo McQueen? —Reí para disimular el bulto en mis pantalones que empezaba a doler.

— ¿Me dejas ir con Dan a una fiesta? —Preguntó acariciándome el antebrazo mientras me miraba parpadeando seguidamente. No quiero sonar sucio pero esas caricias me estaban excitando mucho.

— ¿Para qué o qué? —Dije viendo su atuendo. Un pequeño short y una pequeña blusa de tirantes. Ya sabía lo que pasaba aquí.

—Para bailar y divertirnos, ya sabes, lo que se hace en las fiestas. —Juntó sus piernas con las mías.

— ¿Con quién?

—Con Dan.

—No. —Dije serio. Si se va con ese idiota probablemente acabe prostituyéndola a solo 50 dólares.

Y mi  Hannah vale mucho más que eso.

— ¡Shawn! —Musitó. —Por favor, necesito ir. Es mi primera fiesta. Además, tú estarás con tu puta personal, ¿Qué quieres que haga aquí? —Chilló molesta.

—No es cierto. Yo no estaré con nadie. Y creí haber dejado claro que no te quiero cerca de ese chico. Es mala influencia para ti.

—Ya vienes otra vez con tus estupideces. Mejor olvídalo. Solo no te asustes si no me encuentras en la cama. —Habló levantándose del sillón.

Rápidamente la tome de la muñeca.

—Tú no iras a ningún lado que no sea mi cama así que ve mejorando ese humor que te cargas o lo hare yo. —Sentencié enojado. Ella me miró igual que yo y me abofeteo haciendo que ladeara mi cabeza.

Joder, trate de ser bueno con ella.

O lo que pude.

—No iras a ningún lado. —Espeto con dureza y tomé las llaves de la puerta y las guardé en mi bolsillo. Caminé hacia mi habitación y ella comenzó a seguirme.

— ¡Eso no es justo, Shawn! ¡Yo quiero salir! ¡No puedes hacer esto! —Exclama sollozando. Maldición, no me gustaba verla así pero ella tuvo la culpa. Cuando entre a mi habitación, ella entro junto a mí. —¿¡Qué tengo que hacer para que me dejes ir!?

Me senté en la cama y me obligue a pensar en algo que no fuera a Hannah viéndome casi desnuda, porque ese atuendo que trae lo hace ver como si tuviera solo ropa interior.

De un instante a otro, Hannah se sentó encima de mí y me besó.

—Por favor, déjame ir. —Dijo mientras tomaba oxígeno.

Tomé su rostro entre mis manos y la besé desesperado mientras introducía mi lengua en su boca. Quería que estuviera lo más cerca posible de mí. Después de un tiempo de besar sus labios, hice un camino imaginario de besos húmedos por todo su cuello hasta que llegué al inicio de su busto.

Inmediatamente, me regresé a su cuello dejando chupetones en este.

—Eres mía, Hannah. Entiéndelo. Eres solo mía. —Mi lengua fue subiendo a su cara lamiendo sus mejillas, su pequeña nariz, su barbilla, sus labios, todo su rostro. Mis manos apretaron su trasero continuamente a lo que ella solo gemía. Me quitó la playera y la arrojo a algún lugar de la habitación. Comenzó a recorrer con sus manos mi abdomen excitándome aún más. Cuando sus manos llegaron al cinturón, lo quitó y comenzó a bajar el cierre de mi pantalón sin antes haber desabrochado el botón. Metió la mano por mi bóxer y acaricio mi miembro. Un gutural gruñido salió desde el fondo de mi garganta al sentir como Hannah lo masturbaba.

Me empujo para caer en la cama y bajo aún más mis pantalones. Después de unos minutos su lengua se hizo presente en mi miembro que se me hizo imposible gemir con más frecuencia. Impulso mis caderas hacia su rostro para sentir aún más el placer hasta que ya no pude más y deje que pasara lo que tenía que pasar.

Mis ojos se abrieron y lentamente me levante de la cama aun extasiado por lo que Hannah había hecho.

Hannah me veía excitada.

— ¿Qué esperas? —Mi voz salió ronca por el placer. —Ven aquí. Sé que lo necesitas.

Mi hermano. (Shawn Mendes) O R I G I N A LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora