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— ¿Qué harás? —Pregunté notando que no quitaba su mirada de mi busto, hasta que hablé

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— ¿Qué harás? —Pregunté notando que no quitaba su mirada de mi busto, hasta que hablé. — ¿Pegarme en el trasero porque necesitas el dolor para satisfacerte, Marques de Sade? —La suave melodía de su risa ronca resonó por toda la habitación.

—Eres muy traviesa, Hannah. —Se acercó a mi cuello para después depositar un beso en este. —Solo trato de no ser rudo contigo, no sabes las ganas que tengo de... —El grito de mi mamá interrumpió a Shawn.

Intente librarme de su agarre pero fue imposible, él estaba casi sobre mí.

—Suéltame, Shawn. Mamá nos descubrirá.

— ¿Descubrir? —Sonrió de lado. —Solo estoy con mi pequeña porque me necesita, tuvo un mal sueño. —Hizo un puchero y luego se rió.

— ¡Hannah! ¡Shawn! —Gritó mi papá esta vez.

—Esto no acaba aquí, muñeca. —Lentamente se fue quitando de mí hasta que salió despreocupadamente de mi habitación.

Mi pulso estaba a mil, mis mejillas enrojecidas y mis ovarios explotaron por la excitación de haber tenido el miembro de Shawn justo en esa zona.

He de admitir, que Shawn está como quiere. Sus ojos color miel, su boca tentadora, sus fuertes brazos que cuando carga cosas pesadas, hacen que sus venas sobresalgan, y su trasero.

Dios.

Su trasero es más grande y hermoso que mi futuro.

Y su paquetote.

Jesús, parece que tiene un pepino mutado dentro de sus pantalones.

Me arregle lo más que pude para parecer haber estado dormida y cuando estuve lista, salí de la habitación.

Shawn.

Fui a ver que querían nuestros papás y cuando termine de bajar las escaleras, ellos me miraban sonriendo, pero la felicidad no llegaba a sus ojos.

— ¿Qué ocurre? —Ellos miraron hacia las escaleras y luego voltearon a verme.

—Nos iremos de viaje. —Soltó mamá.

—Genial, ¿A dónde vamos?

—No Shawn, ustedes no. Nosotros sí.

— ¿Se están deshaciendo de nosotros?

—Shawn por favor, ten más seriedad. —Dijo mi papá serio.

—Es que no comprendo.

—Hubo una situación en nuestro trabajo y tendremos que ir a Italia. No podemos llevarlos porque es una emergencia y no quiero arriesgarlos. —Mi madre estaba al borde de las lágrimas.

—Tranquila, unos días no pasa nada.

—Serán meses.

— ¿Qué? ¿Cuántos?

Mi hermano. (Shawn Mendes) O R I G I N A LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora