Historia resubida por problemas técnicos 🤠
Capítulos editados y más dramáticos ahre.
Hannah es divertida.
Shawn es inteligente.
A Hannah le gustan los memes.
Shawn ni siquiera los conoce.
Hannah es alegre.
Shawn es muy serio.
Hannah es despreocupad...
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Nadamos, jugamos y nos dábamos caricias y besos mientras pasaba la tarde. Ahora nos encontrábamos sentados en el muelle del lago. Suspire gustoso de estar con ella mientras pasaba mi mano derecha por su pequeña cintura y juntaba mi mano izquierda con la suya. Hannah recargo su cabeza en mi hombro mientras balanceaba sus piernas en el agua.
—Shawn... —Susurró ella. —Quiero que sepas que aunque me quieras como una hermana, no me detendré hasta decirte lo que te tengo que decir. —Se notaba nerviosa. Ladeé mi cabeza para verla mejor y ella también. —Tú... me g-gustas. Y sé que esto es algo que no puede funcionar porque somos hermanos pero, solo quiero que lo sepas. Joder, espero que no me rechaces como mis amores de la secundaria.
Quedé sorprendido.
Jamás habría podido escuchar esas palabras salir de la boca de mi Hannah.
Una inmensa felicidad me lleno por completo y juro que sonreí verdaderamente que en toda mi jodida vida.
La abrace sonriendo y luego bese su frente con cariño.
—Hannah, tú también me gustas.
(Al fin, después de 43 capítulos, ya llego el verdadero propósito de la novela :'v)
Nos abrazamos riendo como un par de idiotas y estaba dispuesto a besarla en los labios, hasta que mi abuela nos interrumpió.
— ¿Por qué tan felices? —Nos pregunta mientras nos mira cruzándose de brazos.
—Estoy sacando buenas calificaciones, abuela. —Hannah sonríe nerviosamente y trato de disimular que eso hace que me enamore cada vez más de ella.
— ¿En serio? ¡Que maravillosa noticia! —Mi abuela abrazó a Hannah arrodillándose hasta ella a lo que Hannah me miró encima de su hombro aliviada.
— ¿Por eso estaban abrazados? —Nos volvió a preguntar separándose de Hannah.
—Creo que me dio hambre, Abuela. —Mentí. —No he comido desde hoy en la mañana.
— ¿¡Como haz dicho!? —Exclamó sorprendida. —No te preocupes mi niño, te hare de comer y créeme que engordaras un poco aquí, se te marcan las costillas.
—Son mis abdominales, abuela.
Ellas rieron.
—Quiero ver si son reales. —Dijo Hannah acercándose a mí.
—Tócamelos, por mí no hay problema.
—Ay, niño travieso. —Rió mi abuela sonrojada.
Rápidamente pensé mejor lo que dije y sonó como si lo hubiera dicho en doble sentido.
— ¡Abuela! —Exclamó Hannah riéndose a carcajadas.
—Chamacos pervertidos, en mi época no eran así los niños. —Ella se alejó riendo.
