Capítulo 20

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—Usted debe de ser el constructor a cargo de la obra. Él asintió.

—Sí. Park Jimin.

—Becca —dijo ella, esbozando su mejor sonrisa. Pero Jimin sólo quería encontrar a Jungkook. Justo a tiempo, el salió por la puerta de la oficina que estaba detrás del mostrador de recepción. Perfecto. Ya era hora de poner en marcha el plan.

Sonrió al verlo y el se sorprendió al encontrarlo allí. En realidad no lo recibió con mucha alegría y el corazón de Jimin se encogió de repente.

—Jimin... No sabía que ibas a venir tanto por aquí. Frío, demasiado frío. Rodeó el mostrador y al pasar por su lado, Jimin lo agarró del brazo.

El se sobresaltó y él tuvo que disimular fingiendo un ataque de tos.

—Éste es el primer contrato importante desde que tomé el control y quiero que se haga bien. Además, tengo que encontrar un gerente. Jungkook no lo estaba escuchando.

Ansioso por escapar, se le escurría de la mano.

—¿Te gusta Christchurch? —le preguntó Becca.

—Sí. Tengo la oportunidad de reencontrarme con viejos amigos —dijo Jimin, mirando a Jungkook con toda intención.

Jungkook se perdió aquel comentario porque ya se había encerrado en sí mismo y el rubor se había apoderado de sus mejillas.

Aquello no era una buena señal. A él le había gustado más el Jungkook que había conocido la noche anterior; un joven desenfadado y muy natural.

Aún había mucho que descubrir bajo aquella apariencia estirada y seria, y tenía que ayudarlo a encontrarlo.
En realidad le estaba haciendo un favor. ¿O no? Pero el se empeñaba en huir.

—¿Puedes prepararme esas estadísticas para esta tarde? —le preguntó Jungkook a Becca.
La recepcionista se puso tensa, pero contestó afirmativamente. Jungkook se despidió con un leve gesto y se marchó sin más. Su esbelta figura huía de él sin remedio. Ignorando las insinuaciones de Becca, Jimin fue tras el.

Jungkook  corrió hacia su despacho. Necesitaba espacio para respirar. Él iba demasiado deprisa. No podía seguir adelante. Jimin conseguía desequilibrarlo por completo. Cuando había aceptado no sabía en dónde se estaba metiendo; no había reparado en el hecho de que él iba a estar por allí durante todo el día...

Ya estaba a punto de tener una sobredosis y apenas habían pasado dos días. Aquella relación era una farsa, pero su reacción física era real, incontrolable. Un minuto más tarde el objeto de sus deseos apareció en el umbral. Entró y cerró la puerta tras de sí.

—Jungkook, esto no va a funcionar si te quedas paralizado cada vez que me acerco.

Una tentadora propuesta | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora