07; the woods

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S E V E N !

(ʜᴏᴡ ᴀᴍ ɪ ɢᴏɴɴᴀ ʙᴇ ᴀɴ ᴏᴘᴛɪᴍɪꜱᴛ ᴀʙᴏᴜᴛ ᴛʜɪꜱ? )


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Después de una larga caminata, una gran y elegante construcción apareció entre los árboles. Era bonita, era de esperarse. Le pertenencia a mi jefe, quien por cierto, mantuvo el arma apuntándome todo el tiempo.

-Aquí estamos- el señor Seavey habló en un suspiro.

Después de esa corta línea todos entramos cautelosamente a la casa por una puerta lateral.

Jenna se acercó a mí en el momento en el que accedimos al jardín seco de la casa. Parecía que no venían aquí en mucho tiempo.

-Hola- saludó con una pequeña sonrisa la chica.

-Hola.

-No sé qué acaba de pasar con mi tío, se volvió loco- habló ella con una risa burlona. ¿Qué? ¿El señor Seavey era su tío?

-Espera, ¿es tu tío?- pregunté con el ceño fruncido.

-No exactamente, yo, Dalia y los chicos lo llamamos así de cariño, pues lo conocemos desde que somos unos bebes- explicó ella con una mueca. Asentí entendiendo aquello.

-oh. Con razón- hablé seca con una forzada sonrisa.

-No te preocupes tanto, él no iba a matarte realmente- dijo ella intentando tranquilizarme -creo-

-Quien sabe- dije yo seca.

Jenna me sonrió por última vez sin expresión, supongo que por mi actitud frívola y volvió con Dalia. Me di cuenta que habíamos llegado a un puerta de la mansión que estaba cerrada con varias cerraduras.

El señor Seavey con rapidez y habilidad abrió cada una de ellas, la verdad no sabía ni cómo. Pero en ese momento era lo último en lo que quería pensar.

Entro a la casa el señor Seavey. Luego sentí un toque en mi espalda. De nuevo, me sobresalte como la mierda. Mire rápido a ver quién era. De nuevo, Daniel.

-¿Qué?- respondí con algo de odio. Su puto padre había intentado asesinarme y él no iba a hacer nada. Aunque yo no esperaba que lo hiciera, desde luego. Nunca habíamos sido amigos o algo así.

-Entremos- dijo con su frialdad habitual. Asentí sin expresión en mi rostro y entramos. Por primera vez entre primero yo, ya que él siempre lo hacía primero. Lo primero que aprecie en la habitación fue que era un salón elegante, muy parecido a de la mansión donde vivían, solo que en vez de tonos blancos y negros, eran maderas y dorado lo que la adornaba.

Daniel termino yéndose con Dalia y Jenna dejándome sola. Comencé a ver alrededor, no tenía nada mejor que hacer. Mierda, ¿Qué estaba haciendo yo ahí? No era nadie en esta situación. Me hubieran dejado morir en el tiroteo.

𝐛𝐚𝐝 | 𝐝𝐚𝐧𝐢𝐞𝐥 𝐬𝐞𝐚𝐯𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora