ˏˋ°•*⁀➷ || ❝𝐡𝐞 𝐰𝐚𝐬 𝐚 𝐛𝐚𝐝 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧❞
──── Daniel es el hijo de un vendedor de droga, Maya es empleada en su mansión.
Daniel a veces preferiría no ser hijo de su padre y Maya desearía no tener que trabajar para las bestias de los Seavey. M...
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Y cuando lo mire, él ya me miraba, pero con una sonrisa burlona en sus labios.
-¿Qué? ¿No pudiste llegar?- le respondí harta mientras lo miraba con un toque de burla. El ojiazul rodó los ojos -Al parecer no pudiste aguantar tanto tiempo sin follarte a alguien-
-Sí, sí, en eso podrías tener razón -habló haciendo una ademan de manos -¿Te gusta husmear?- preguntó después de unos segundos en silencio y mientras me levantaba de la silla. Me detuve y lo mire con enfado.
-No estaba husmeado, idiota- rodé los ojos mientras me daba la vuelta para dejarlo solo. -Deberías aprender a poner seguros -
Lo miré por encima del hombro. Sonreí al verlo apretando la mandíbula desde su lugar; a mí no me iba dejar callada ni humillada, nunca. No era una de sus perras a las que podía humillar.
Caminé hasta mi habitación por el camino que Anastassia me había enseñado más temprano ese día.
Al abrir la puerta me encontré con algo bastante inesperado -No más que lo que me había encontrado horas antes, desde luego-
Un muchacho rubio se encontraba acostado boca arriba sobre la cama con la mirada pegada al techo.
- ¿Qué haces aquí?- pregunté. Corbyn se sobresaltó y sin levantarse ni moverse de su posición giro la cabeza hacia mí.
-Nada.
- ¿Qué quieres?- pregunté. El rubio volvió la mirada al techo y sonrió.
-Hablar.
-Yo no-
-Dijiste que hablaríamos- se sentó y me dijo. Lo miré con el ceño fruncido. Bueno, si había dicho eso, pero no me refería a ahora mismo.
-Dije que luego- respondí. El rubio levanto una ceja y se levantó de la cama, caminando hacia mí.
-Eso fue hace horas- me miro con una sonrisa astuta. Rodé los ojos.
-Luego era luego en unos días. No en dos horas- me quejé. El me mostro que le importaba una mierda con una mueca. Resoplé.
-Nunca dijiste eso. Solo dijiste luego. Y luego es ahora o es en 10 años- me intentó explicar. Lo miré con fastidio y me crucé de brazos. -Y yo lo quiero ahora-
-Mierda- susurré -Ya qué, habla lo que tengas que hablar-
-Bueno, siéntate-
Obedecí y me senté en la cama. El me siguió y se posicionó parado enfrente de mí. Lo miré con una ceja alzada y el suspiró.
-Lo que dijo Daniel antes...es verdad- comenzó -Marcus y yo nos conocemos hace años. Y mucho de lo que te he contado de mi es verdad, pero también hay muchas mentiras, Maya.
