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T W E N T Y T H R E E !

La noche en la que Corbyn se fue, todo comenzó a fallar

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La noche en la que Corbyn se fue, todo comenzó a fallar...de nuevo.

- Maya- un susurro me hizo abrir los ojos de golpe. Era sencillo para mi despertarme con cualquier simple sonido debido a mis problemas para conciliar el sueño.

Era la voz de una mujer, era cálida pero a la vez sonaba quebradiza, poco segura.

Me senté en la cama de golpe y miré a mis lados con urgencia. Me encontré con una silueta femenina levemente iluminada por la luz de luna que se colaba por las cortinas de la ventana. La reconocí con rapidez: era Jenna.

Mi ceño se frunció. ¿Qué hacia ella aquí?

- ¿J- Jenna?- pregunté con la voz adormilada. Ella se acercó a mí a paso lento. Llevaba una gran mochila colgada en su espalda y una bolsa de igual tamaño en su mano. No podía entender la situación del todo.

- Si...soy Jenna- su voz titubeó

- ¿Qué...que sucede?- comencé. Me tallé los ojos - ¿Qué hora es?-

- Son...las tres de la mañana- me dijo, pude ver sus ojos jugueteando por la habitación, dudando si debía decirme algo -Me voy, Maya-

- ¿De qué hablas? ¿Cómo que te vas?- me apresuré a preguntar, acomodándome mejor en la cama. Ella suspiró.

- m-me tengo que ir- me dijo. Parecía bastante insegura de sus palabras -Te quería dar esto-

Levantó el bolso que llevaba en su mano y lo dejo en mi regazó. Lo examiné y la mire buscando respuestas.

- Es toda mi ropa. A donde voy...no la voy a necesitar- dijo. Me extrañé, ¿Por qué no?

- ¿Y a dónde vas?- pregunté. Estaba tan adormilada que no podía asimilar muy bien las cosas.

- Alguien me espera- comenzó, mirando sus manos y luego mirándome fijamente -Alguien importante-

- Jenna, ¿estás bien?- pregunté. Lo hice porque podía notar que estaba asustada y no muy segura de sus palabras.

- ¿Qué? Sí, estoy genial. Me dijo. Entrecerré los ojos. -Me tengo que ir-

Comenzó a avanzar hacia a atrás y me mostró una última sonrisa antes de voltearse.

- Lo lamento- susurró. Po el volumen de su voz supuse que no planeaba que yo escuchase, pero lo hice y no pude evitar sentirme incomoda por la manera tan frívola en la que había dicho aquello. ¿Qué cosa lamentaba?

Me comencé a sentir mareada y más adormilada que antes y en ese momento me pregunté si lo que había visto había sido real. Me volví a dormir a los minutos.

Cuando desperté en la mañana todo se sentía raro. Era un sentimiento que ya había tenido la oportunidad de experimentar. Era algo que experimentaba desde niña y me preguntaba si todos lo sentían a veces. Era como si todo el rededor de ti fuese ajeno, como si no conociera el lugar a pesar de que lo hacía. Era difícil explicar, pero era un sentimiento en el que todo parecía diferente y nuevo. Solía durar todo un día.

𝐛𝐚𝐝 | 𝐝𝐚𝐧𝐢𝐞𝐥 𝐬𝐞𝐚𝐯𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora