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F O U R T Y N I N E !

remeber only god can jugde you




Después de sus palabras entraran a mis odios, la repulsión invadió mi cuerpo y por un momento olvide de la fuerte presión que ejercían sus manos alrededor de mi cuello. Entré en pánico, aún más, si aquello era posible. Intenté convencerme a mí misma que no sabía a lo que se refería con "divertirse" pero sabía que lo sabía; pero no estaba lista para afrontarlo. Supongo que nadie nunca lo está.

Me desesperé al no saber si iba a violarme o a cortarme los dedos uno por uno con música clásica de fondo. Cualquiera de las dos opciones era terroríficamente suficiente para hacerme llorar y el simple pensamiento e imagen mental de aquellas hizo que me recorriera un escalofrió por la espina dorsal.

Cuando sentí que me desmayaba por la falta de oxígeno, el ojiazul se detuvo. Me tomó unos segundos y unos tosidos para recuperarme de su ataque y supe que aquello iba a dejarme unas horrendas marcas rojas en el cuello, pero en ese momento era claramente la situación menos importante. De todas maneras, a Vincent no le importó cuento tiempo me tomara en recuperarme, porque, de nuevo, se veía bastante dispuesto a esperarme y mirarme con atención y una horrorosa sonrisa por mientras.

-No me vuelvas a tocar, pedazo de escoria -fue lo que me nació decir en ese momento. Ni siquiera quise mirarlo, porque sabía que con mi insulto solo lo había hecho aún más feliz- Daniel vendrá por mí y nunca más te tendré que ver el estúpido rostro, maniaco.

No estaba segura si Daniel siquiera se iba a preocupar por buscarme después de que me dijo que me alejase de él... porque, de hecho, me había alejado de él. Además, en el remoto caso de que lo hiciera, que tuviera el deseo de venir a buscarme, el no sabría en donde estaba.

Vincent levantó las cejas y se relamió los labios.

-Confió en que vendrá. Eso es, en efecto, el plan -me dijo, comenzando a pasearse de lado a lado con las manos en las bolsas de su traje- de hecho, mandé una carta a su casa incluso antes de encontrarte, no decía mi ubicación, pero les haría saber que se dónde están. Mira, Maya, que estés aquí es una mera coincidencia. Pero el destino esta de mi lado y ahora tengo la carnada perfecta. Los llamaré para decirles que vengan por ti con James. Si, los llamaré... luego.

Su sonrisa malévola al decir lo último solo me hizo querer llorar con fuerza. No quería que me tocase, en realidad, prefería que me cortara las extremidades a que abusara de mí de manera sexual. Pero no permití llorar, no iba a mostrarme débil frente a él. Llorar no iba a solucionar nada y yo no le iba a dar el gusto de que creyera que estaba asustada. Aunque en realidad, me sentía como una perdida lejos de su madre. Al final de cuentas eso era lo que era.

-Ahora que sabes mi plan y eso -dijo con mueca de aburrimiento mientras movía las manos restándole importancia- Jenna, llévala a la habitación e iré en un rato.

Le hizo señas a la castaña de que me desatará mientras hablaba y el miedo me invadió una vez más. No quería ir a la habitación. No sabía lo que aquello significaba y la verdad prefería quedarme atada en la silla que ceder de alguna manera ante esas personas.

Pero supongo que, como Vincent dijo, yo no tenía muchas opciones.

Se marchó hacia la oscuridad sin mirarme una última vez, con su manera de caminar tan peculiar, tan flojo pero tan elegante a la vez.

Y yo no lo podía odiar. Era tan estúpido, lo sabía. Mierda, me tenía secuestrada y tenía las intenciones de tocarme o mutilarme, debía de odiarlo y querer matarlo. Pero no podía. Quería hacerlo pero simplemente me era imposible, sentía demasiada compasión para alguien tan antipática como lo era yo. Tampoco era que me agradase, aun me sentía disgustada por su persona, pero él no tenía la culpa, el solo estaba haciendo algo que de estar en su situación y ser más valiente, yo también hubiese al menos pensando en hacer.

𝐛𝐚𝐝 | 𝐝𝐚𝐧𝐢𝐞𝐥 𝐬𝐞𝐚𝐯𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora