32; charming attitude

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T H I R T H Y- T W O !

(queridos lectores neta perdon)


-Por último, está el revólver- levantó el arma, siendo esta la única que no habíamos usado. Comenzó a jugar con ella, pasándola de mano en mano cuál pelota. -Se dispara así-

Me dio una explicación gráfica de como dispararlo, atinando en el blanco sin mostrar dificultad alguna, tal como lo había estado haciendo las últimas horas y prácticamente dejándome en vergüenza por mi mala capacidad de darle al objetivo.

Tomé el revolver con fuerza y de nuevo ocupe su lugar frente a las botellas que Daniel ya había remplazado más de dos veces.

Me coloqué en posición y estruje el mango del arma entre mis manos, solté el aire de mis pulmones y jale el gatillo. Mierda, definitivamente ese había sido el peor tiro de todos los que había intentado. Ni siquiera se acercó a ningún objetivo.

Maldije en voz baja y quise hacerlo en voz alta cuando un par de manos se posaron en mis caderas. Me ahogue con mi propia saliva y no giré mi cabeza para verlo porque fui inteligente por una vez en mi vida y sabía que si lo hacia nuestros rostros iban a estar a casi inexistentes centímetros de distancia.

-Lo estás haciendo mal- susurró. Sentí un cosquilleo bajar por mi espalda. Mi anatomía se tensó en cuanto me pegó a su cuerpo y recorrió mi espalda con sus dedos hasta llegar a mis manos, poniendo las suyas sobre las mías, posicionándolas sobre el gatillo y ayudándome a sostener el arma. -Tus manos están muy alejadas de tu cuerpo, por eso no puedes darle-

Acto siguiente, acerco nuestras manos a mi pecho, corrigiendo mi postura. Yo ni siquiera podía pensar en cómo se disparaba la maldita arma. No, más bien no podía pensar en nada más que nuestros cuerpos chocando y sus manos sobre las mías. ¿Lo estaba haciendo a propósito? De verdad nunca creí que Daniel haría algo así, así que esperé que fuese solo una confusión mía, que solo estuviera tratando de corregirme sin ninguna doble intención.


-Estas muy tensa- ¿Cómo mierda no lo iba a estar, Daniel? estas prácticamente susurrando a mi oído mientras tienes tu cuerpo pegado al mío, imbécil de mierda.

-Lo siento- musité.

-Intentémoslo ahora- dijo. Asentí levemente y presione el gatillo, esta vez destrozando el cristal de la botella. No pude evitar sonreír y voltear a mirarlo. Supe que fue una mala decisión cuando nuestros ojos se encontraron y una chispa pareció salir de los de Daniel al mirarme. Lo escuché tragar y me di cuenta que estaba igual de incomodo que yo. Tal vez todo esto no había sido a propósito. Quise apartar la mierda, olvidar este momento y volver a la habitación, pero no pude. No quería sentirme de esa manera con Daniel Seavey. Seria caer muy bajo.

Aun así, supe que ya no teníamos remedio cuando sus ojos azules se dirigieron a mis labios y los míos no pudieron resistirse a seguir el mismo camino.

Me volvió a tomar de las caderas con firmeza y me giró, haciéndome quedar frente a él. Al ser más alto que yo, me obligó a levantar mi cabeza.

-Maya...- susurró. Mierda, podía odiar sentirme así, pero no negar que mi nombre se escuchaba precioso saliendo de sus labios.

Y no pude resistir más. Aun sabiendo que lo que estaba a punto de hacer estaba mal, que iba a arruinar muchas cosas y traer problemas que no necesitaba, lo hice.

Me abalancé sobre él, enredando mis brazos en su cuello y juntando sus labios con los míos. Comencé a besarlo con delicadeza, puso más fuerza en el agarre que tenía sobre mis caderas, acercándome a él agresivamente y comenzó a seguirme el beso, lo cual me tomó por sorpresa. ¿Por qué? Juraba que me iba a apartar, es decir, todos lo sabían: no nos caíamos de lo mejor; y aunque nuestra relación iba mejorando con el tiempo, no era para tanto.

𝐛𝐚𝐝 | 𝐝𝐚𝐧𝐢𝐞𝐥 𝐬𝐞𝐚𝐯𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora