20; happy & ashamed

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T W E N T Y !


( ʙᴇ ʜᴀᴘᴘʏ, ᴄᴏᴍᴇ ᴏɴ ʟᴇᴛ ᴍᴇ ʙᴇ ʜᴀᴘᴘʏ )

 ( ʙᴇ ʜᴀᴘᴘʏ, ᴄᴏᴍᴇ ᴏɴ ʟᴇᴛ ᴍᴇ ʙᴇ ʜᴀᴘᴘʏ  )

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Pasó una semana desde aquel encuentro con Daniel en el laberinto y desde ese día no me había vuelto a dirigir la palabra. Casualmente nos llegamos a topar bastante cuando vagaba por los pasillos porque no tenía en realidad nada que hacer; nos lanzábamos miradas raras y no sé si eran miradas de complicidad o tenían algún otro sentimiento. A veces nos peleábamos con la mirada como había sucedido el día que apareció el tal Vincent.

Vincent se marchó más tarde ese día y no se había vuelto a aparecer. Y me agradaba, porque cuando el rubio estaba cerca me sentía incomoda. Tenía un aura maléfica que me aterraba y lo había notado desde que lo vi por primera vez y me agradaba el no tener que verlo otra vez; dos días seguidos habían sido suficientes.

Y esa semana había sido fácilmente la más aburrida de mi vida. No tenía nada que hacer; ni un teléfono o una computadora. Y a pesar de que a veces tenia pequeñas charlas con Jenna o Anastassia, no eran lo suficientemente divertidas para eliminar la sensación de estar atrapada que tanto me abrumaba.

Anastassia se había encargado de contarme algunas cosas acerca de temas variados. Me contó acerca de la manera en la que ella y Corbyn se habían conocido y luego enamorado. Se habían conocido por el trabajo de Corbyn, que lo hacía pasar la mayoría de su tiempo en esa casa (mientras yo pensaba que estaba en portland trabajando como repartidor). Marcus le asignó una misión diferente al rubio: que cuidara a su hija en una fiesta de caridad a la que debía asistir. Las cosas se salieron de control y terminaron escapando de la gala para hacer otras cosas en la ciudad y a pesar de que no pasó nada allí se siguieron viendo alrededor de la casa y lanzándose miradas cómplices, hasta que las miradas se convirtieron en palabras, luego en pláticas en la madrugada y terminaron en besos a escondidas.

Y como Marcus confiaba plenamente en Corbyn no dudó en aceptar la relación de su primogénita con su "mensajero".

También se había esforzado en contarme más acerca de Daniel. Encontré raro ese compartimiento, era como si me estuviese obligando a interesarme en él y sus situaciones. Pero si me lo estaba contando no tenía nada más que escucharla, de todas maneras no había nada mejor que hacer para perder el tiempo.

...

No me gustaba ser entrometida. Pero ¿Cómo no hacerlo si en esta casa pasaba de todo?

Así que cuando me encontré con personas entrando a la casa y metiéndose a la sala con el mayordomo no pude evitar escabullirme por la entrada trasera de la sala para observar la escena.

En la sala ya se encontraban Marcus y Rose sentados en el sofá. Me sorprendió ver a rose vestida con un vestido lavanda hasta la rodilla que era entallado en el torso y tenía muchas capas de tul que caían desde su cintura. Llevaba los labios maquillados con un color rosado tenue y el cabello peinado con rizos que caían libremente por su espalda.

𝐛𝐚𝐝 | 𝐝𝐚𝐧𝐢𝐞𝐥 𝐬𝐞𝐚𝐯𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora