27. Familia Barton

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Todo rastro de la magia de Wanda Maximoff se había esfumado. Sin embargo, los afectados seguían callados y sumidos en sus pensamientos, mientras Tony se comunicaba con Maria Hill, su asistente en Industrias Stark. Clint estaba piloteando el quinjet. Astlyr se dejó acurrucar a un lado de Natasha, quien la rodeaba con un brazo.

Los programas de noticias los aman, pero son los únicos —anunció Hill por la videollamada—. No ha habido pedido especial para que arresten a Banner, aunque lo debaten.

—¿Y el Fondo de Ayuda Stark?

Ya llegó —respondió. Un momento después, suspiró—. ¿Cómo está el equipo?

—Estamos —intentó decir, pero se calló, rendido. Suspiró—... Fue un golpe duro, pero lo superaremos.

Por ahora, yo bajaría el perfil y me iría —sugirió.

—Entonces, ¿correr y esconderse?

Hasta que hallemos a Ultrón, no puedo ofrecer mucho más.

—Nosotros tampoco —concordó Tony, finalizando la llamada. Se levantó de la silla y se acercó a Clint, que no se había despegado del asiento de piloto—. ¿Quieres cambiar de lugar?

—No, estoy bien —contestó. En esta ocasión, Clint había salido ileso—. Si quieres dormir, este es el momento. Aún faltan unas horas para llegar.

—¿Llegar a dónde?

Clint le echó un vistazo a Astlyr por encima de su hombro. Tenía la mirada perdida en el suelo, y lucía tan derrotada como Natasha, que la abrazaba como si la necesitara para mantenerse a flote. Sabía qué podría subirle el ánimo: ver a su otra familia.

—A una casa segura.

Cuando Clint aterrizó el quinjet, lo hicieron en un campo, a unos cuantos metros de una gran casa verde, que detrás tenía un granero. Clint ayudó a Natasha a bajar por la rampa fuera del jet y caminar hasta la casa, ya que todavía temblaba y parecía un poco ida. Steve, Tony, Astlyr y Thor los siguieron en silencio.

—¿Qué es este lugar? —preguntó Thor cuando comenzaron a subir las escaleras del porche de la casa.

Astlyr sonrió, observando el hogar en el que vivió por años y creó fuertes lazos de amor con una familia que la recibió con los brazos abiertos cuando más lo necesitó.

—Una casa segura —repitió ella en tono suave y cálido.

Steve, Tony y Thor la voltearon a ver con el ceño fruncido. ¿Ella sabía qué era el lugar donde estaban?

—Esperemos —añadió Clint, abriendo la puerta, que estaba sin llave—. ¿Cariño? ¡Estoy en casa!

Al ser llamada, Laura Barton se asomó desde la cocina y miró a los Vengadores parados en su entrada. Abrió la boca y los ojos con impresión. Obviamente, Clint no le había avisado de su gran visita. No se opuso ni se movió cuando su esposo se acercó a abrazarla y darle un beso.

—Tenemos compañía. Perdón por no avisar.

Laura reaccionó entonces, saliendo de su shock, y miró a su marido con cariño, contenta de tenerlo en casa otra vez.

—Hola.

—Debe ser una agente —supuso Tony, mirando al resto del equipo.

Astlyr sonrió divertida al escuchar su teoría.

—Caballeros —empezó Clint, mirando a los Vengadores con una sonrisa orgullosa—, ella es Laura. Mi esposa.

—Yo ya sé sus nombres —se adelantó a decir, con tono amigable, saludando tímidamente con una sacudida de mano en el aire.

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