COPIER [BARNES] LEAGUE OF HEROINES ¹

47. Capitana Marvel

Astlyr ni siquiera se alarmó tanto cuando sintió ese pequeño temblor, al ver la televisión colgada de la pared tambalearse levemente. Por ella, mejor. No sería tan mala forma de morir en un temblor. Que un pedazo del techo le cayera encima: muerte instantánea.

Sin embargo, en el interior sabía que eso no pasaría. Aún tenía seres amados que la querían y apoyaban. No era tan egoísta. Sabía que le partiría el corazón a Clint, Natasha y a Steve si moría. No podía añadirse a la lista de sus pérdidas. Ya había suficiente depresión en las Instalaciones como para añadir otra muerte.

—Astlyr —la llamó Natasha desde la puerta—. Tony está aquí.

No pudo negarse que sintió un gran alivio ante tal noticia. Existía la posibilidad, después de todo, de que se hubiera desvanecido junto con la otra mitad del universo, pero no sucedió, y estaba ahí. Se levantó de la cama y siguió a Natasha escaleras abajo, encontrándose con un Tony delgado, desnutrido, barbudo y derrotado. Tony la recibió con los brazos abiertos cuando prácticamente se lanzó a abrazarlo.

—Por un momento pensé... Cuando no te vi...

—Estoy bien —le aseguró con la mejor sonrisa que pudo formar, y sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas por tercera vez en el día, sabiendo que ni ella misma se creía tal mentira.

Después de que todo se asentó y la doctora Cho le suministró un suero a Tony, sentándolo en una silla de ruedas, exigió que le hicieran un reporte de todo lo ocurrido y los desvanecidos, alegando que no quería descansar.

—Han pasado veintitrés días desde que Thanos llegó a la Tierra —explicó Rhodey, apareciendo los hologramas de los desvanecidos, con nombre, fotografía, ubicación y otros datos.

James Barnes, Stephen Strange, Sam Wilson, Erik Selvig, Nick Fury, Sharon Carter, Wanda Maximoff, Hope Van Dyne, Maria Hill, Scott Lang, Henry Pym, Peter Parker, Shuri y T'Challa Udaku.

—Hizo exactamente lo que dijo que haría —añadió Natasha—. Thanos borró el cincuenta por ciento de todas las criaturas vivientes.

—¿Dónde está ahora? ¿Dónde? —preguntó Tony.

—No sabemos —respondió Steve, de brazos cruzados y rostro decaído—. Él sólo... abrió un portal y lo a travesó.

Tony bufó, irónico, con un humor oscuro, y miró a su costado. Señaló a Thor, quien estaba en un pequeño patio, fuera del salón, y se veía realmente frustrado. Desde el chasquido, sólo comía y no hablaba mucho.

—¿Y a él qué le pasa?

—Está enojado. Cree que falló —contestó Rocket.

Pasmado, Tony dejó caer las manos y miró desconcertado al mapache.

—Lo que, por supuesto, sí hizo, pero tiene mucha ira acumulada ahora —continuó.

—Honestamente, hasta este exacto segundo, creí que eras un peluche —señaló Tony, todavía impresionado.

—Tal vez lo soy —contestó Rocket, sentado en el suelo, a unos metros de él.

Astlyr le dolió pensar, que si no tuviera ese enorme vacío en su corazón, se hubiera reído. Se hubiera reído y hubiera añadido algún comentario burlesco. Pero en ese momento, sólo podía pensar en volver a la cama y sumirse en su agonía interminable.

—Hemos estado tratando de cazar a Thanos por tres semanas —habló Steve—. Con escáneres espaciales, satélites... y no tenemos nada. Tony, tú peleaste con él.

—¿Quién te dijo eso? —murmuró, ofendido— No peleé contra él. No. Me golpeó en la cara con un planeta mientras el hechicero le daba la gema. Eso pasó. No hubo pelea.