Detective Reed.

Preparé los informes que me había pedido mi padre, tenía que llevárselos a la comisaría ya que a él se le olvidó cogerlos. Tenía que entregarlos hoy, así que debía de darme prisa. Era muy importante.

- ¿Los tienes? ¿Cuánto te falta? - Sonaba su voz a través del teléfono.

- Ya voy papá, acabo de salir de casa y ya voy a coger el autobús.

- ¡Joder, date prisa! - Me gritó furioso.

- Se supone que es tú trabajo, papá. No el mío. - Traté de explicarme.

- Lo que tu digas, pero ven aquí de una maldita vez.

Colgué el teléfono y subí al autobús.
Por suerte, no vivíamos muy lejos de la comisaría, por lo que no tardé demasiado en llegar.

- ¿Puedo ayudarte? - Me preguntó la recepcionista.

- Tengo que ver al teniente Anderson, debo entregarle esto - Le expliqué a la vez que le mostraba los informes.

Me dio permisó para pasar, así que caminé hasta la que era la mesa de mi padre, pero no estaba allí. Apoyé los informes encima de la mesa junto con una nota en la que ponía "no seas tan capullo"

Quería saludarle antes de irme, pues no tenía nada mejor que hacer, ya que todavía no había encontrado trabajo. Sé que acababa de cumplir los dieciocho, pero necesitaba aprender a vivir por mi misma. Tener mi propia casa, un trabajo estable...

Me dirigí a la sala de descanso para tomarme un café.
Habían dos policías, pero no pude evitar fijarme un poco más en aquel hombre. Era alto, moreno de ojos verdes y por la forma en la que sus labios se movían al hablar me resultó realmente atractivo.

- Tú debes ser la nueva, ¿por qué no me sirves un café, preciosa? - Se acercó a mí con cierta chulería.

- No, yo no... trabajo aquí. - Tartamudeé nerviosa.

- ¡Oh, lo siento! ¿Y tú eres...? - Frunció el ceño y se mordió los labios.

- Soy Hannah. - El me miró de arriba abajo hasta que se dió cuenta de que aquello me incómodaba.

- Yo soy el detective Reed, pero puedes llamarme Gavin - Me guiñó un ojo e hizo un gesto con la mano indicándome que le llamase.

Sonreí ligeramente por lo ridícula que se veía la escena.

- Voy a hacerme un café - Dije ignorando su "sútil" coqueteo.

Gavin volvió junto a la otra policía y siguieron hablando sobre sus cosas mientras yo me servía mi café.

- Joder, mira eso... ¡Ha vuelto nuestro amigo, el detective de plástico! Felicidades por lo de anoche, ¡fue impresionante! - El detective Reed se estaba burlando de un androide. Todo el mundo estaba muy cabreado con el tema de los androides, había mucha gente que no los soportaba. Y al parecer, Gavin Reed era uno de ellos.

- Hola. Me llamó Connor. - Se presentó el androide.

El detective Reed se acercó con vagueza hacía él.

- Nunca he visto a uno como tú... ¿Qué modelo eres?

Traté de aguantar la risa cuando le pregunto aquello, ya que lo ponía en la chaqueta del androide.

- RK800. Soy un prototipo.

- ¿Un prototipo? - Preguntó con ironía.

- Un detective androide... O sea, las máquinas, nos van a remplazar, ¿no? - Continuó metiéndose con el tal Connor.

El androide le miraba confuso sin saber que responder a aquello.

-¡Eh! ¡Tráeme un café, capullo!

La máquina no hacía más que mirar al humano con curiosidad.

- ¡Mueve el culo! - Le gritó molesto el detective Reed.

"Menudo gilipollas" pensé. Era realmente atractivo,  pero también era un imbécil de mucho cuidado. Parecía ser una de estas personas egocéntricas, creídas y superficiales.

Connor le tendió su mano con el café, el detective lo apartó con brusquedad mientras le miraba furioso.

-Hazte un favor y vete a tomar por saco. - Dicho esto el detective Reed estaba dispuesto a marcharse. Connor seguía con el brazo extendido, esperando a que el contrario recogiese su café.

- ¿Por qué tienes que ser así? - Pregunté a la vez que recogía su café y lo dejaba en la mesa.

El detective giró sobre sus pies y clavó su mirada en mí. Parecía como si me estuviese retando a algo.

- Yo soy como me da la puta gana ser. - Alzó una de sus cejas en señal de advertencia.

Como no quería problemas con nadie y menos con un policía, volví a la mesa de mi padre por si había vuelto y en efecto, allí estaba, sentado en la silla de mala manera con su peculiar cara de mala leche.

- Hannah, pensé que te habías marchado ya. Gracias por traerme los informes, cariño. Siento haberme puesto de tan mal humor antes. El capitán Fowler y el detective Reed me tienen hasta los cojones.

- Solo fui a por un café. - Le expliqué calmada.

Busqué al detective Reed con la mirada, lo encontré mirándome con descaro mientras mordía su labio.
Me tapé la cara con el pelo para sentirme menos observada, pero no pude evitar mirar por el rabillo del ojo para comprobar que Reed seguía devorándome con la mirada.

- ¿Te has enterado de algo de lo que te he dicho? - Los gritos de mi padre me hicieron volver a la realidad. Maldito Gavin Reed...

El detective Reed seguía mirándome divertido mientras mi padre me echaba la bronca por no atenderle.
Le saqué la lengua haciéndole la burla, lo cual todavía le hizo reír más.