26. Reina de las sombras

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Una vez en la planta 9 me dirigí al despacho de Ares con Niccolo agarrado de mi mano mientras daba saltitos.

—Ahora antento, puedes aprender algo aquí dentro—le guiñe el ojo a Nicco—. Areees—abrí la puerta del despacho y como suponía, estaba "reunido" con una de las secretarias.

—¡ERIS! ¡Llama antes de entrar!—dijo separándose rápidamente de la chica.

—Ups, no sabía que estabas con algo "importante"—hice comillas con mis dedos, me crucé de brazos y una sonrisa de lado salió de mis labios.

—Ya, claro ¿Y el niño?

—Es perfectamente mayor para saber esas cosas—revolví el pelo de Niccolo.

—Que tenga 8 años no quiere decir que sea tonto—Nicco le echó la lengua a Ares causando mi risa

—Cada vez se parece más a ti—gruñó el moreno—. Eva luego hablamos—se dirigió a la secretaria rubia.

—Adiós Eva—me despedí de ella con una sonrisa cínica.

—Bueno, ¿Para qué me interrumpes?—se sentó en su silla molesto.

—Aaaww mi dios de la guerra se ha enfurruñado—me senté en una silla con Nicco en brazos.

—Habla...

—Vale, vale, quiero mi dinero de las apuestas—dije directa.

—¿Qué? ¿Qué dinero?- Se removió en su silla inquieto, me estaba mintiendo.- No sé de que hablas.-

—Ares...—me levanté y dejé a Niccolo sentado en la silla—. Sabes que no me gustan las mentiras—me acerqué a él.

—Pero no se de que...—antes de que continuara le agarré de sus partes.

—Las mentiras ponen triste al niño Jesús y a mi de mala ostia—le sonreí.

—V-vale, Eris, perdona...—su cara tenia una expresión de dolor enrome—. El dinero está en mi cajón—le solté y abrí el cajón.

—¿Dónde está el resto?—conté el dinero, debía faltar más de la mitad.

—Tendrás que hacer algo a cambio de lo que falta, o no verás ni una moneda—se acercó y me agarró de la cintura pegándome a él.

—Ares, cielo—susurré mirándole a los ojos y acercándome a sus labios—. A mi nadie me extorsiona—susurré sonriendo y antes de que pudiese hacer nada agarré su brazo poniéndolo en su espalda dejándolo inmovilizado—. Nicco, ¿Has visto como se realiza?—el niño que no había perdido detalle asintió enérgicamente—. Muy bien, ahora busca lo que falta en...—observé toda la oficina—. El libro rojo en la estantería derecha.

—¡Aquí está!—dijo Niccolo al abrir el libro y encontrar un agujero dentro con el dinero.

—Muy bien—solté al moreno y fui junto al niño—. Gracias Ares—salí de la sala junto a Nicco.

—¡Eris, quiero aprender a defenderme como tu!

—Claro...—en ese momento mi móvil sonó.

—Al habla La Hija del Caos, ¿A quien tendré el honor de asesinar?

—Tamara Crowder, 527 de calle oeste—la voz de un hombre adulto emergió del teléfono.

—Un vida 5.000$.

—Encontrará el dinero mañana a las 13:00 p.m, cuando salga la noticia, en el apartamento 229 calle sur, planta 2, la puerta estará abierta. Por favor solo coja el dinero y no toque nada—y en ese momento la llamada se colgó. Me encantan estas llamadas tan directas.

La hija del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora