34. Rosa

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Tras hablar con Anubis me dirigí hacia la entrada algo decepcionada, ya que no me trajo ningún preso para torturar. Justo al llegar a la entrada recibí un mensaje, el cual deduje que era de la cliente que había llamado antes.

Anónimo: Devon Valdez, edad 21 años, trabaja en la cafetería Tommy's, turno de noche. Misa Caravan, edad 20. Jazmín Rodríguez, edad 20, novia de Devon, viven juntos en la calle sur, edificio 3. Corin Maller, edad 23, no estudia ni trabaja. Cristal Terrance, edad 20. Nike Llores, edad 25 años.

Mandé los nombres a Eddy para que rastrease las direcciones de los chicos y el porqué de tanto odio y apagué mi móvil para alejarme un poco del trabajo yendo con Darien y Niccolo a comer fuera, lo cual fue rápido.

—Eris ¿Te encuentras bien?—susurró mi compañero.

—Si, solo tengo bastante trabajo—intenté sonreír, aunque más bien lo que salió de mi boca fue una mueca.

—Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras—insistió.

—Estoy bien Darien—dije un poco brusca—. Solo es estrés—suavice mi voz, a lo que Darien asintió algo inseguro y retomamos nuestra comida.

Al terminar los tres, nos dirigimos a la agencia, Darien y Niccolo se fueron a entrenar, mientras que yo bajé al arsenal a por un par de armas. Ya tenía las direcciones de los 6 adolescentes, que según parece abusaron tanto física y verbalmente de una chica de 18 años hasta llevarla a un intento de suicidio fallido, e incluso después de eso siguieron acosándola.

—¿Cuánto deben molestarte para llevarte al borde del suicidio?—cuestioné en voz alta para mi misma.

—Demasiado—se escuchó una voz a mis espaldas, yo inmediatamente me giré tirando al suelo al dueño de esa voz inmovilizándolo—. E-Eris, soy y-yo.

—¿Darien? ¿Qué coño haces tú aquí?—me levanté cabreada.

—Te pasa algo y lo sé, he estado hablando con Angie, y hasta ella nota que estás rara—se cruzó de brazos.

—No tengo tiempo para esto, tengo trabajo que hacer—me giré para continuar mi camino.

—Pues te ayudo—comenzó a seguirme.

—Escúchame bien, yo no necesito tu ayuda, este es MI trabajo, y no te quiero por aquí molestando—estaba apuntó de explotar.

—Oye, tú no me mandas, y por lo que veo no puedes con ello sola.

—¡Claro que puedo!

—¡Mírate! Estás estresada, no duermes, a penas comes, lo único que haces con normalidad es torturar.

—¿Cómo sabes...?

—He notado todas las veces que te has levantado antes por las mañanas, y he visto lo poco que comes, además se te ve inquieta. ¿Es por las pesadillas?

—Darien, no tienes que meterte en mi vida. Yo puedo...

—¡No, no puedes hacerlo todo tú sola!—su repentino cambio en el tono de su voz me alteró.

—Darien yo...

—Nadie puede con todo solo, ni la mejor agente de la agencia, ni siquiera Zero—su tono bajó a uno más dulce—. Eris, somos compañeros, déjame ayudarte.

La hija del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora