Lizzy dejó su cigarrillo en el cenicero y me abrazó efusivamente.
—¿Qué tal estas pequeña?—Lizz era una de las mejores doctoras de la agencia, sabía como crear remedios caseros e incluso venenos.
Lizzy tiene 58 años, es bastante baja, con el pelo rubio en bucles y su ojo verde como una esmeralda. Había perdido su ojo izquierdo hacía ya tiempo, nunca supe porqué, aunque según se decía fue en un intento de asesinato, el que intentó matarla acabó muerto por sus diversas prácticas con remedios y venenos en su cuerpo.
—Lizzy, vengo a que me revises una herida y su pierna—señalé a mi compañero situado a mi derecha.
—Hola, mi nombre es Lizzy pero puedes llamarme Lizz—se acercó a Darien.
—Soy Darien, encantado—estrechó la mano de la médica.
—Soy Simon—se acercó su aprendiz. Simon era un chico de ojos marrones y pelo rubio, tenía 19 años y a los 15 entró a la agencia como alumno de Lizzy. Es bueno con los venenos y también en el manejo de armas blancas.
—Darien—estrechó la mano del rubio.
—Bien, Darien, bajate los pantalones y sientate en la camilla por favor—mi compañero algo dudoso hizo lo pedido por la rubia—. Tranquilo, no es la primera vez que veo a un hombre en calzoncillos—ambas reímos.
Tras unos minutos examinando su pierna, Lizz le administró un calmante y le dio unas pastillas para que se le fuese el dolor, además de recomendarle mucho ejercicio, pero sin sobrepasarse.
—Lizz...—le miré seria, a lo que ella asintió.
—Simon querido, ¿Podrías acompañar al señor Darien a que le den sus pastillas?
—Por supuesto—asintió llevando a mi compañero hacia la salida, quien me miró extrañado, pero salió por la puerta sin rechistar.
—Bien—comenzó en cuanto estuvimos las dos solas—. ¿Qué ocurre?—comencé a quitarme la camiseta que llevaba puesta y ella procedió a deshacerse de mi venda empapada en sangre.
—La cicatriz me ha estado molestando—suspiré antes de proseguir—. Y esta noche he soñado con él—ella dejó de mirar la herida para conectar su orbe verde con mis ojos oscuros.
—¿Cuánto hace que no tenias una pesadilla con él?—continuó con la herida de bala.
—Hacía casi un año y medio que no pensaba siquiera en él—mi mirada estaba perdida.
—¿Todo fue por el nuevo trabajo de Zero?—la miré—. ¿Por el niño?
—No lo sé, puede ser, es decir... Es complicado—Lizz terminó de coser mi herida y se sentó en frente mío.
—Mi niña, lo que pasaste fue muy duro, más para una chiquilla de 18 años. Los recuerdos pueden volver, pero es porque quieres a ese niño como a un hijo—apoyó su mano en mi pierna en forma de apoyo.
—Lo sé Lizz, pero tengo un mal presentimiento, estoy...—paré buscando la palabra.
—Estás asustada, es normal, es un sentimiento humano.
—No, me prometí no volver a sentir nada, no después de Aria, no después de Alastor.
—Cielo, sé que todo pasó muy deprisa, solo pasó un año entre ambos incidentes, y tu eras aún una niña, además de eso hace 3 años, normal que aún duela, pero no puedes reprimir tus sentimientos naturales, pueden no gustarte, pero son necesarios para vivir.
—Lo sé—tenía mis ojos marrones clavados en el suelo.
—¿Tu compañero sabe algo de esto?
ESTÁS LEYENDO
La hija del Caos
Teen FictionNombre: Eris Apellidos: Desconocidos. Edad: 25 años. Origen: Desconocido. Familia: Desconocida Residencia: Desconocida. Habilidad: Manejo de todo tipo de armas y lucha cuerpo a cuerpo. Trabajo: Asesina a sueldo.