32. Débil

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Tras casi dos horas caminando al fin llegué a la agencia. Nada más entrar por la puerta me encontré con Darien, Niccolo, Joseph y Carter hablando.

—Hola—llamé su atención.

—Eris, pequeña, te he estado llamando toda la mañana—me regañó el anciano.

—Lo siento, hoy no cogí el móvil—dije restándole importancia.

—¿Dónde te habías metido? ¡Me tenías preocupado!—me abrazó mi hermano.

—Ya, ya, solo fui al bosque—decidí omitir lo de los asesinatos—. En verdad no tenía ganas de venir, pero es el primer entrenamiento de Nicco—sonreí

—¡Te acordaste de mi!—Niccolo abrazó mi pierna con entusiasmo.

—No podría olvidarme de ti—le revolví el pelo.

—¿Ya has comido?—preguntó Joseph.

—No, pero tampoco tengo hambre—contesté seca—. Vamos, tenemos que ver quiénes son los profesores de Niccolo.

—Espero que me lo traigáis a mí para las armas de fuego—Carter revolvió el pelo del pequeño.

—Recuerdo vuestros primeros entrenamientos—rió Joseph.

—¿Cómo fueron?—preguntó Darien.

—Un desastre. Ambos—todos reímos ante mi comentario.

—El primer entrenamiento de Carter fue a los 9 años, estaba muy emocionado por empezar—comentó Joseph, siempre que hablaba de nosotros lo hacia con un tono orgulloso.

Normalmente los entrenamientos de los más pequeños empiezan a los 8 años, pero en aquel entonces, Carter era muy impulsivo, por lo que tuvimos que atrasarlo un año. Su primer maestro fue Axel con las armas de fuego, tenía un talento innato, por lo que no le fue difícil pasar la prueba, acertaba siempre en el blanco sin importar la distancia.

—Con las armas blancas fue otra historia—Joseph miró por unos segundos a Darien—. Para ello le entrenó Rebecca—mi compañero se tensó ligeramente.

—Continúe—dijo tras sentir mi mano entrelazada con la suya en forma de apoyo.

—Hijo, no debes ser tan formal conmigo—el anciano esbozó una sonrisa para proseguir con la historia—. El caso es que Carter era un desastre en este tipo de armas, nunca había visto a Tres desesperarse tan rápido durante una clase—todos sonreímos con algo de nostalgia.

—Luego, en la lucha cuerpo a cuerpo se enfrentó a mi, le costó, pero a base de esfuerzo lo consiguió—le miró orgulloso.

—Esfuerzo y palos—recordó mi hermano soltando una sonora carcajada.

—Finalmente y tras un año de entrenamiento, completó su primer combate contra Calipso—Calipso había sido una de las agente que había muerto en el accidente, era de rango Quince, una mujer hermosa de 32 años, piel morena y rizos castaños que combinaban con sus hermosos ojos dorados.

—Siempre quise escuchar el primer entrenamiento de Eris—se acercó Angie junto a Alba.

—Bueno, ese fue más una risa que un entrenamiento, a mi me lo hicieron un año antes de la media—sonreí mientras echaba la lengua a modo de burla.

—En las armas de fuego si no recuerdo mal tu profesora fue Hera—dijo Joseph pensándolo cuidadosamente.

—Sip, y casi le vuelo la cabeza—sonreí.

—Casi vuelas la agencia que es distinto—aclaró Carter.

—Mi primer entrenamiento con Hera se había basado en discusiones, gritos y disparos al aire—expliqué—. "Que si el arma no se coge así" "Que si no le debo contestar mal porque es mi profesora" "Que si no vas a llegar a nada en esta agencia"—exageré su voz haciéndola muy aguda—. Creo que me cogió manía desde aquella vez que metí insectos en su bolso—puse mi mano en mi barbilla haciendo que pensaba, mientras acariciaba el aire como si se tratase de una barba invisible.

La hija del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora