Capítulo 19

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Laura y Pablo se separaron de golpe, como dos adolescentes descubiertos in fraganti por la policía.
La dueña de la estridente voz era una mujer de avanzada edad, con un vestido de flores verde lima y un enorme bolso negro colgado del hombro. Su marido llevaba puesta una gorra azul que cubría lo que, casi con toda seguridad, sería una calva. El hombre tenía los pantalones enrollados en las pantorrillas y la camiseta de deporte se le ceñía a la prominente barriga. La mujer les brindó una alegre sonrisa.

-Hemos estado en el concierto. Éste es Dwayne. No se ha creído que estuvieran enamorados de verdad. Me aseguró que todo era falso, pero le dije que nadie podía fingir algo así. -Dio una palmadita en la barriga de su marido. -Nosotros nos conocimos en un concierto como éste y nos enamoramos inmediatamente es por eso que asistimos siempre que podemos. Dwayne y yo llevamos casados treinta y dos años, así que sé reconocer el amor verdadero cuando lo veo.

Al lado de Laura, Pablo estaba rígido y ponía cara de póquer, dejando que fuera ella quien sonriera al matrimonio.

-Seguro.

-Nada me gusta más que un matrimonio con los pies en el suelo.

Pablo saludó a la pareja con una brusca inclinación de cabeza y agarró el brazo de Laura para alejarla de allí. Laura se volvió y les gritó:

-¡Espero que disfruten de otros treinta y dos años juntos!

-Y ustedes también, tesoro.

Dejó que Pablo la arrastrara, sabiendo que no conseguiría nada protestando. El tema del amor lo ponía tan nervioso que ella sintió el absurdo impulso de consolarlo. Cuando llegaron a los escalones que conducían a la carretera, se detuvo y se volvió hacia él.

-Pablo, no pasa nada. No voy a enamorarme de ti.

En cuanto las palabras salieron de su boca, Laura notó una pequeña punzada en el corazón. Eso la asustó, porque sabía que sería una catástrofe enamorarse de él. Eran demasiado diferentes. Él era duro, serio y cínico, mientras que ella era justo lo contrario. Entonces, ¿por qué él provocaba algo tan elemental en su interior? ¿Y por qué ella parecía comprenderle tan bien cuando Pablo no le había contado nada de su pasado ni sobre su vida fuera del Overworld? A pesar de todo, Laura sabía que Pablo la había ayudado a encontrarse a sí misma. Gracias a él era más independiente de lo que nunca lo había sido. Por primera vez en su vida, se sentía bien consigo misma. Pablo subió los escalones.

-Eres una romántica, Laura. No es que me considere un ser irresistible, bien sabe Dios que no lo soy, pero llevo años observando que cuanto más indiferente se muestra un hombre, más interesada se vuelve la mujer.

-Bah.

Cuando llegaron arriba, él apoyó las caderas en la barandilla y la observó.

-Lo he visto muchas veces. Las mujeres anhelan lo que no pueden tener, incluso aunque no sea bueno para ellas.

-¿Es así como te consideras? Malo para las personas que te rodean.

-No quiero hacerte daño. Por eso me molestó el cambio que hiciste en la caravana. Ahora es más acogedora y será más fácil vivir en ella, pero no quiero jugar a las casitas. A pesar de que nuestro matrimonio sea un acuerdo legal, esto no es más que un simple rollo. Una cana al aire. Sólo eso.

-¿Un rollo?

-Un lío. Una aventura. Llámalo como quieras. Sólo es algo pasajero.

-Eres imbécil.

-¿Ves como tengo razón?

Ella intentó controlar la cólera.

-¿Por qué te casaste conmigo? Al principio pensé que mi padre te había pagado, pero ahora sé que no fue así.

Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora