-¿Hay algo de lo que deba preocuparme?
-Solo en buscar el nombre para tu bebé. Estás embarazada Laura-le había dicho la ginecóloga.
Laura se había quedado en shock unos instantes y cuando reaccionó no paraba de temblar.
-Pero... emba... ¿embarazada?
-Si. Muchas felicidades.
-Gracias pero me inyecto anticonceptivos ¿Como puede suceder algo así?
-Las inyecciones son 99% efectivas, pero solo si se aplican con regularidad.
Aunque Laura estaba segura de haberse aplicado correctamente las inyecciones no quiso preguntar nada más.
****
Jugueteó con una de las orejas de Misha. Sabía que tenía que decírselo a Pablo, pero aún no estaba preparada. Sabía que su marido se enfadaría Laura no se encañaba al respecto, -pero en cuanto se acostumbrara a la idea, ella misma se aseguraría de que aquello lo hiciera feliz. «Y le haría feliz», se dijo a sí misma firmemente. Pablo la amaba. Aunque todavía no lo hubiera admitido. Y amaría a su bebé. Si bien él todavía no había dicho las palabras que ella necesitaba escuchar, Laura sabía que Pablo albergaba profundos sentimientos hacia ella. ¿Qué otra cosa si no provocaría la ternura que veía reflejada en sus ojos de vez en cuando o la satisfacción que parecía irradiar de él cuando estaban juntos? A veces le resultaba difícil recordar lo raro que solía ser que él se riera cuando lo había conocido. Sabía que a Pablo le gustaba estar con ella. Al vivir en una pequeña caravana y gracias a los interminables kilómetros que hacían en la camioneta casi todas las mañanas, pasaban más tiempo juntos que la mayoría de los matrimonios y, a pesar de ello, todavía la buscaba durante el resto del día para compartir con ella cualquier cosa, para comentarle cualquier problema que hubiera surgido en la localidad en la que estaban o simplemente darle una rápida palmadita posesiva en el trasero. La comida diaria entre la matinée y las funciones nocturnas se había convertido en un ritual importante para los dos. Y por la noche, tras el trabajo, hacían el amor con una pasión y una libertad que nunca hubiera creído posible. Ya no podía imaginar la vida sin él. Por otro lado Pablo había dejado de mencionar el divorcio, señal de que tampoco él podía imaginárselos separados. Por ese motivo Laura aún no le había contado lo del bebé. Simplemente quería darle un poco más de tiempo para que se acostumbrase a amarla.
A la mañana siguiente todo se fue al garete. Pablo se despertó un poco después de que ella hubiera salido de la cama y la descubrió en el descampado detrás de las caravanas jugando con Misha. Dos horas más tarde todavía seguía enojado con ella. Esa mañana le tocaba conducir a Laura. Habían comenzado a turnarse cuando Pablo se dio cuenta de que ella no iba a destrozar la camioneta y de que le encantaba conducir.
—Debería haber conducido yo esta mañana —dijo él. —Así habría tenido las manos ocupadas y no tendría que pensar en dónde meterlas para no estrangularte.
—Ya está bien, Pablo, relájate.
—¿¡Que me relaje!? ¿Estás loca?
Laura lo fulminó con la mirada. Él la miró furioso.
—Prométeme que no volverás a soltar a Misha.
—No estábamos en un pueblo y no había ni un alma en los alrededores, así que deja de preocuparte.
—Eso no parece una promesa.
Laura contempló los campos de Indiana que se extendían a ambos lados de la carretera.
—Te has fijado que Jack y Sarah pasan mucho tiempo juntos últimamente. ¿No sería gracioso que se casaran? Lo digo por esa serie de televisión que se llama así.

ESTÁS LEYENDO
Ángel
FanfictionLa tierna Laura Vignatti se vio sometida por su padre a tomar una decisión. Tenía que casarse o se quedaría en la calle. Al ver que no tenía opción accedió a casarse,sin embargo,el hombre que la espera ante el altar es un desconocido,que se apresura...