Capítulo 20

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Pablo estaba dormido cuando Laura regresó a la caravana. La joven se desvistió tan silenciosamente como pudo y se puso una de las camisetas de su marido. Cuando se acercaba al sofá, oyó un ronco susurro:

-Esta noche no, Laura. Te necesito.

Se giró y lo vio a través de la oscuridad. Tenía los ojos entrecerrados por el deseo. Estaba despeinado y la medalla esmaltada que le colgaba del cuello resplandecía bajo la luz de la luna que entraba por la ventana. Laura aún podía oír en su mente el fuerte latido del corazón de Misha transmitiéndole un mensaje de amor incondicional. Sabía que no podía darle la espalda a Pablo en ese momento.

Laura se acercó y le quitó la camisa el también hizo con ella lo mismo y apresuradamente le bajo las bragas rosadas que llevaba puestas,Pablo le beso la boca aceleradamente y se escuchaba como su respiración aumentaba con cada beso que se daban. De ahí bajo por el cuello de Laura y siguió con sus pechos, empezó a acariciarlos y jugueteo un rato con sus pezones,primero el izquierdo después el derecho, daba pequeños moridiscos en la punta que hacían que Laura arqueara la espalda de tanto placer que estaba recibiendo, después de jugar con ellos por un momento bajo por su vientre y mientras Laura lo besaba, poco después con pequeños besos inundó sus piernas y culminó en su entrepierna,cada vez eran más deliciosos y más intensos los movimientos que hacía Pablo con la lengua y todo el cuerpo de Laura principalmente la parte que Pablo tocaba se iba poniendo rígido, sintió nuevamente el frío que invadía su cuerpo y era algo que estaba disfrutando mucho. Poco a poco comenzó a entrar en una especie de paraíso, la sensación se fue intensificando y comenzo a notar que ya no veía ni escuchaba bien,todo parecía haberse puesto de colores y cómo no aguantaba tanto empezó a gemir de placer, después Pablo se paró de la cama, se quitó los pantalones rápidamente y se quitó los boxers, enseguida se puso sobre Laura y la besó salvajemente. Podía sentir cómo el corazón se le quería salir del pecho por la adrenalina que sentía en ese momento y realmente le excitaba bastante, sintió como iba entrando y no pudo evitar gemir de placer era una sensación increíble para Laura, nunca se había sentido de esa manera al parecer Pablo había encontrado sus puntos débiles, Pablo seguía penetrandola y con cada embestida Laura se volvía loca y no paraba de gemir al sentir la presión y sus piernas hormigueaban y la hacían descubrir nuevas sensaciones, Laura no paraba de gemir y escuchaba los jadeos de Pablo en su oído al parecer el estaba disfrutando tanto como ella, sus embestidas eran rítmicas y cada vez aumentaban su valocidad, después de unos minutos las piernas de Laura se debilitaron y sentía como temblaban Pablo y ella se besaron nuevamente y terminaron con un buen orgasmo, había sido realmente maravilloso ya que los dos habían entrado a una especie de eclipse de placer y habían experimentado miles de sensaciones, quedaron rendidos acostados en la cama con los cuerpos sudados y extasiados por el gran placer que habían recibido.

Esta vez no hubo sonrisas. Ni dulzura. La poseyó con ferocidad, casi con desesperación y, cuando todo terminó, Pablo se acurrucó detrás ella, sin soltarla. Se quedaron dormidos con la
mano de él sosteniéndole un pecho.

Laura no regresó al sofá la noche siguiente. A partir de ese día, compartió la cama con su marido mientras sentía que su corazón se inundaba de una emoción a la que no quería dar nombre.

Una semana más tarde, llegaron al centro de New Jersey. Instalaron el Overworld en el patio de una universidad situada en un barrio de las afueras, con casas blancas de dos plantas, columpios en los patios traseros y monovolúmenes en los garajes. De camino al establo, donde Misha estaba atada, Laura se pasó por la taquilla para hacer unos cambios
en el pedido de la comida de Misha y, cuando entró, vio a Jack examinando algunas carpetas. La saludó con una inclinación de cabeza. Ella le devolvió el saludo y se dirigió al escritorio para buscar los papeles que necesitaba. Sonó el móvil y lo tomó ella.

Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora