BROOKS
Nhalinie dibujó una foto que nos tomó hace años a Mariano y a mí, no es por crearme yo mismo expectativas, pero, en mí puso más detalles y eso es agradable.
Me estoy arreglando porque voy a ir a las carreras clandestinas a verla, no quiero desaprovechar la oportunidad de estar con ella, quiero que se enamore de mí, como "el enmascarado" o sea como Brooks, la verdad quisiera que se enamorara de mí como Brooks y no como una persona que solo le atrae.
Para ser sincero, me asusta mucho hasta dónde puede Nhalinie llegar cuando una persona le atrae, pero quiero comprobarlo.
______ * _____
Vestido de negro – de nuevo – subí a mi camioneta y conduje hasta el lugar de las apuestas y apenas llegué, me puse el pasamontañas y me paré con una pierna recostada en la camioneta.
Le había quitado la placa para que Nhalinie no se la aprendiera y así no correr ningún riesgo.
Divisé una moto roja que iba llegando y la chica tenía –como siempre – un pantalón negro de cuero, un blusón vino tinto y la chaqueta de cuero negra.
Tenía unos botines por encimita de los tobillos negros y con un poco de tacón. Se mostraba preciosa así vestida y su forma de caminar era exquisita.
A pesar que de que tenía el antifaz, la vi sonreír cuando me vio, se vino directo hacia donde mí y luego de darme un beso en la mejilla, me abrazó.
-Justamente estaba pensando en ti – dijo y miró hacia la derecha como tramando algo. Me puse nervioso.
-¿A sí? ¿Y eso por qué, si se puede saber? – en ocasiones olvidaba fingir la voz, pero no sé qué pasaba con ella que al parecer no se daba cuenta.
-Hoy, la recompensa por ganar, son mil dólares fijos, más lo que se recoja en las apuestas – dijo sonriendo pícaramente.
-Muy buen premio, pero ¿Qué tiene que ver conmigo? – pregunté aún sin entender.
-Lo que pasa es que debemos tener un pasajero en nuestra moto y la carrera tiene unas pequeñas particularidades – dijo mirando al suelo y moviendo con su pie el polvo.
-Ok, ¿Entonces quieres que yo sea tu pasajero? – pregunté entendiendo el porqué de sus pensamientos.
-Pues, solo si tú quieres, igual... te puedo dar la mitad del premio – habiendo dicho esto, me miró con carita de puchero.
-Bueno, el dinero no lo quiero, más bien, quiero que pases un rato conmigo después de que acaben las carreras, ojalá y podamos ir a un buen lugar y que no llegue la policía para arruinarlo esta vez. – le recordé y sonrió.
-Trato hecho entonces – dijo ella con una enorme sonrisa en su rostro.
-Trato hecho y sonreí un poco de lado.
Llamaron por los altavoces y nos dirigimos al lugar de partida. Ahora que lo recuerdo, no le había preguntado a Nhalinie cuáles eran las particularidades. En momentos me arrepentía de haber aceptado. Yo estaba en este lugar por ella y no porque me gustara la velocidad o la adrenalina.
Siempre que la vi corriendo con Mariano me ponía muy nervioso y la verdad, pondría todo de mi parte para que ella no se diera cuenta de este pavor que siento por las carreras.
Me entregaron un casco y me subí la parte de atrás de la moto. Al lado de nosotros estaba la chica que siempre intenta hacer caer a Nhalinie con un chico que me miraba por encima de su hombro, era extraño, pero no me dieron muy buena espina, o tal vez eran mis nervios.
Sonó un disparo y Nhalinie aceleró la moto sin avisarme, si no fuese porque alcancé a agarrarme de su cintura, hubiese salido volando de la moto porque medio cuerpo se me fue de para atrás con ese acelerón que pegó.
Bendita mujer.
-¡SE SIENTE RICO QUE ME AGARRES COMO SI ME FUESE A ESCAPAR! – Gritó Nhalinie desde adelante.
-¡OH, SÍ, ES QUE TE QUIERO TENER ASÍ DE CERCA! – Dije y no sé si me creyó porque soltó una carcajada.
Estaba sintiéndome un poco contento con la carrera cuando me fijé en la pista y vi una rampla.
Dios mío, ¡NO!
Lo último que sentí fue como la moto iba subiendo y subiendo hasta que no tocaba el suelo, llegamos a un punto alto y escuché un grito masculino y sí, YO ESTABA GRITANDO.
Qué vergüenza con Nhalinie, yo estaba gritando y menos mal que no tengo las uñas largas porque si no, ya la hubiese apuñaleado de lo duro que le estaba enterrando los dedos en su cintura.
-¡¡¡¡OYEEEE!!!! QUIERO VIVIR DESPUÉS DE ESTA CARRERA, ¡APIÁDATEE!- Dijo ella y yo sentí tanta vergüenza que la solté de inmediato.
En un momento llegó una curva y quise morirme cuando esa bendita mujer casi que acostó la moto – literal – contra el suelo, tanto que su rodilla pegaba contra él, menos mal que tenía ese protector de rodilla.
Dios mío yo no me vuelvo a meter en esto, está bien que yo he estado enamorado de esta mujer como un bobo pero yo no me arriesgo la vida más nunca.
-NOOOOOOOO-Grité cuando llegamos a un lugar en donde parecía que había muchas piedritas y la moto patinó para luego quemar la llanta por el acelerón que pego esta bendita mujer.
-NO GRITES PORQUE ME PONGO MUY NERVIOSA, SEÑOR ENMASCARADO, A LA PRÓXIMA O ME PONGO UN TAPAOIDOS O TE METO UN TRAPO EN LA BOCA – Dijo y sentí que la vergüenza se adueñaba de mí.
Cuando me baje de esta moto no quiero ni mirarla a la cara. Tanto sería mi susto que yo no sabía si íbamos de primeros, de terceros o de últimos.
-TRANQUILO, FALTA UNA CURVA Y AGARRAMOS LA RECTA FINAL – gritó ella y yo me quedé frío.
-¿UNA CURVAAA? ¿UNA VUELTAAA? NOOOO, PERO QUIERES ACABAR CON MI VIDA, MUJER – le grité.
-YA, TRANQUILO – DECIA ELLA.
En un momento sentí cuando dábamos la curva, me dio muchísima vergüenza pero volví y le enterré los dedos en la cintura. Dimos la curva y sentí que esa mujer aceleró la moto como jamás y nunca, a una velocidad inhumana y no sé si estaba siendo muy dramático pero sentí que la vida se me estaba yendo.
En un momento íbamos a una velocidad tan exagerada que la apreté con todas mis fuerzas y metí mi cabeza entre su cuello y su hombro.
De un momento escuché un grito, pero no lo entendía nada, hasta que sentí que la moto frenó y ella dijo claritas las palabras.
-¡¡¡¡GANAMOSSSSSSS!!!! ¡¡¡¡GANAMOSSSSS!!!! – La solté de inmediato y saqué poco a poco la cabeza de donde la tenía metida.
-Señor enmascarado miedoso, ganamos, debo pagar cumplir con mi trato.
-Perfecto, quiero desquitarme porque casi pierdo la vida, así que esta salida tiene que ser perfecta. Vamos, tengo un lugar al que quiero llevarte.
-Te sigo en mi moto – la miré con reprobación, pero ella dio media vuelta y se fue a reclamar el premio.
Cuando llegó, me volvió a preguntar sobre el dinero, le dije de nuevo que no. En realidad su dinero no me interesaba, y sé que a ella tampoco, ambos estábamos ahí por situaciones claras.
-Sígueme – le dije y le piqué el ojo, ella sonrió y me seguía en la moto.
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Vida Clandestina
AléatoireDe día es la mejor de las psicólogas, te atiende, te da consejos y escucha con atención cada uno de tus problemas, pero de noche, su vida es completamente diferente, nadie la conoce por su nombre real, nadie sabe que es psicóloga, ella es... Nani e...