10

3 0 0
                                    


Terminé todas mis citas en la clínica y llamé al conjunto de edificios donde él vivía, el portero me contestó el teléfono – que alivio – Buenos días, ¿Brooks está en su apartamento? Habla Nhalinie. El portero me dijo que sí, todos en su edificio me conocían.

Eran aproximadamente las 4pm, así que salí de la clínica, me cambié la ropa en el apartamento, me puse unos vaqueros claros un poco desgastados, unos converse y un suéter rojo ancho que me caía por debajo de la cola y por delante era un poco más corto.

Bajé al estacionamiento, subí a mi camioneta y me dirigí a su casa. Llegué y el portero me dejó pasar. Había comprado unas frituras, gaseosa, golosinas, chocolatinas y todas las películas de Harry Potter.

No quería perder a mi amigo, era lo único que tenia de Mariano...

Toqué el timbre y escuché como cayó algo por allá. Abrieron la puerta y casi se me sale la baba cuando lo vi.

Estaba sin camisa, mostrando su perfecto y trabajado cuerpo, sus brazos se veían más gruesos y tenía la cremallera de su vaquero oscuro, abierta. Fui consciente de que me estaba mirando mientras yo repasaba su figura y me sonrojé al notar su sonrisa socarrona.

-¿Así que...? – Dijo poniéndose serio de repente y entrecerrando sus ojos.

-Bueno, yo... eh pues, iba pasando por aquí, pues no por aquí, o sea, sí, pero afuera, por la calle – fui interrumpida por una fuerte carcajada que dio burlándose de mí.

-Pasa, esas son frituras, golosinas, - dijo mientras abría la bolsa – Chocolates, ohh, que bien ¿Vienes en plan de ver películas? Dijo parándose en frente de mí.

-Bueno, vengo en plan de reconciliación – cuando dije esto, una sonrisa hermosa se plasmó en su rostro, pero no duró mucho gracias a mis siguientes palabras - bueno, no quería seguir peleando con mi amigo.

Me sonrió de medio lado, me dio la espalda y empezó a caminar hacia el cuarto.

-Voy a ponerme una franela, no demoro. – Lo vi caminar tranquilo, con sus manos en sus bolsillos, sin camisa, reparé su espalda ancha y pensaba.

>>Brooks podía ser todo lo que yo soñaba, un doctor, joven, de mi misma edad, con sueños, con metas, con aspiraciones, no era para nada malo, era tranquilo, tenía una sonrisa hermosa, sus cejas eran un poco espesas, y su bendito lunar de la espalda era todo un delirio para mí, me trataba bien, me demostraba sus sentimientos, estaba pendiente de lo que yo pensaba...

No podía negar que él me llamaba la atención, pero no podía darme el permiso a mí misma de fijarme en él, estaría traicionando a Mariano y no creo que me lo perdonara desde el cielo, de todo corazón quería no terminar involucrada con él ya que, aunque no alcancé a prometerle a Mariano que no sería de más nadie, si me lo había prometido a mí misma.

De repente un pensamiento se vino a mi mente, vaqueros oscuros, buzo oscuro, chaqueta oscura, un pasamontañas, Dios mío, ¿Quién es ese hombre?

Haber pasado la noche con un desconocido no había sido la mejor de mis ideas, lo bueno era que no habíamos hecho nada malo, hablamos, y me gustó, en realidad me gustó y me dio miedo sentir que con él, sí podía faltar a mi promesa.

-¿No has puesto la película? –Di un respingo del susto que me provocó la voz que escuché, era como si el enmascarado me estuviese hablando, hasta que volteé y vi a Brooks sonriéndome.

De repente se puso serio y su mirada se desvió hacia la izquierda, ese signo me dio mucho que pensar, ya que, a la izquierda suele mirar la gente que esconde cosas, pero lo dejé pasar, no podía estar utilizando mis trucos de psicóloga con todo el mundo o me volvería loca.

-Lindo suéter – Dije mientras acomodaba la película en el DVD.

-Gracias, el tuyo también es lindo – dijo y se tiró a mi lado en el sofá.

-Creo que has olvidado algo – dije cuando se sentó a mi lado.

-Oh, que torpe – se paró y buscó los dulces que yo había traído, pero los trajo en unas tacitas hermosas de colores que no pensé que un hombre como él tuviera.

-Lindas tacitas de colores, ¿Te gusta la moda? Soltó una sonora carcajada y yo me reí de su risa.

-De hecho no, son de mi hermana, bueno, son mías. Mi hermana cada vez que viene de sus viajes, me trae algo de la ciudad que visita.

Metí mi mano en las golosinas y empezamos a comer como locos mientras disfrutábamos de una maratón de Harry Potter.

Eran aproximadamente las 8pm y ya nos habíamos

visto Harry Potter y la piedra filosofal, Harry Potter cámara secreta, Harry Potter y el prisionero de Azkaban, Harry Potter y el cáliz de fuego y Harry Potter y la Orden del fénix. 

Cuando nos acabamos todos los dulces y estábamos recostados sobre su cama, - que ni sé cómo llegamos hasta ahí – sobándonos la pancita, Brooks soltó las siguientes palabras.

-¿Estás muy llena? –Se volteó de lado hacia mí y movía las cejas hacia arriba y hacia abajo picarón y sonreía.

-Estoy tan llena que creo que me iré rodando hasta el estacionamiento de tu edificio – dije sobando aún mi pequeña pancita.

-Mmm, ¿Quieres helado?

-Sí – Él me volteó a mirar y enmamonó los ojos como si fuese un búho y se echó a reír con unas sonoras carcajadas que no tuve más remedio que reírme con él.

-Y eso que estás llena, ¡¿qué tal que no lo estuvieras?! – Acto seguido se paró de la cama, se quitó la camisa dejando ver su perfecto lunar en su perfecta espalda y se fue por los helados.

Estaba en un punto de mi vida en donde quería recordar a Mariano, no quería que nadie le quitara su lugar en mi vida, en ese mismo punto había aparecido un chico enmascarado que me tenía muy pensativa y me aumentaba las ganas de ir a la pista de carrera, pero por otro lado, o sea, el tercero, estaba Brooks, sé que estaba siendo demasiado egoísta como para alejarme de él, pero era el único recuerdo que tenía de Mariano y no lo quería perder, Brooks era mi amigo...

-¿Te puedo hacer una pregunta?- dijo al lado mío mientras disfrutaba su delicioso helado de oreo.

-Claro – lo dije un poco tensa, porque no quería que volviera a ese tema de que sentía algo por mí, no quería desilusionarlo, no quería que se sintiera mal, había venido aquí para reconciliarme con él y recuperar nuestra amistad, y no para discutir.

Vida ClandestinaWhere stories live. Discover now