Vida Clandestina

46

NHALINIE

Hoy no me había despertado como normalmente lo hago.

En la madrugada un extraño susto me despertó.

¡Jesús!

Odiaba esas cosas que tenía la vida de avisarte cuando algo extraño estaba por suceder.

Fui a trabajar en la mañana y me entristeció saber que no iba a poder entrar al consultorio de Brooks como ya teníamos casi de costumbre.

Él tenía guardia de noche y yo me sentía aburrida por no poder verlo.

En la mañana trabajé. Atendí a algunos pacientes y estuve un poco ansiosa sin saber por qué. A cada rato me acordaba de lo que había sentido en la madrugada que me hizo despertarme de golpe.

Salí de trabajar y me fui a casa, Bianca había llegado a casa y estuvimos un rato molestando con las chicas hasta que nos fuimos a las carreras.

Cuando llegamos, anunciaron que, aparte de la carrera normal – la que corríamos siempre – habían diseñado una muy peligrosa.

Me estresé inmediatamente ya que me acordé del episodio que tuve en la madrugada.

Yo soy psicóloga y tengo muy claro – gracias a mis pacientes – que cuando algo así pasaba, era como que el destino o la vida te estaba advirtiendo o previniendo de algo.

Le rogué a Veno para que no corriera – le dije a Brooks que estaba sentado en frente mío pero en el suelo – le supliqué. Me faltó arrodillarme.

Tomé dos respiros, sorbí por mi nariz mientras sollozaba. Me sentía demasiado mal en ese momento. Volví a respirar y continué hablando.

Él me sobó la rodilla para tranquilizarme.

-Abracé a Veno, - continué hablando entre llanto y sollozos. – le dije que si me quería, que por favor no lo hiciera.

Paré de hablar y empecé a llorar sin control. Daniela sollozaba a mi lado.

Brooks se puso de pie y me abrazó.

-Tranquila, preciosa. Todo va a estar bien. – me decía él al oído.

-Pensé... - golpeé la pared con mi puño - pensé que estaba logrando convencerlo cuando escuché a Turi llegar.

Le dijo que tenían que competir en eso, que con el premio lograría pagarle al dueño de las carreras.

Me dio rabia y me le fui encima a Turi y empecé a golpearlo, a lo que me dijo que me tranquilizara, que no tenía nada de qué preocuparme.

Me devolví de nuevo hacia donde estaba Veno y empecé rogarle, a decirle que tenía que desistir de esa idea, que yo tenía un mal presentimiento y peor ahora que querían correr ambos en la moto de Veno.

Miré a Brooks con lágrimas cayendo de mis ojos.

-No los convencí, amor... no pude, no me hicieron caso – él me abrazó nuevamente.

Entonces se alistaron. Yo empecé a refugiarme en mi manillita que siempre me acompaña mientras la carrera empezaba.

Ellos se acomodaron y el disparo para iniciar sonó.

Esas motos casi ni se veían, amor – lloraba y Brooks me miraba con compasión. – solo se escuchaba el ruido y eran como 7 motos.

Las primeras curvas las dieron muy bien a pesar de la velocidad. – yo me comía casi las uñas sentada en las gradas junto a las chicas.