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Eran las 2:30 de la madrugada y yo manejaba como loca la camioneta en busca de Veno. No sé si la misma idea que tenía yo, era la que tenía nacho al decirme que los siguiera en la camioneta.

Solo en las películas se veían ese tipo de cosas, esta era la vida real, no podía pensar en que ellos manejando la moto, subirían por la camioneta, eso era una completa locura.

Una locura que podría sacarnos de esta...

Había alcanzado a los chicos en la camioneta y también podíamos ver a los hombres que amenazaron a Veno, pero ninguno de nosotros tenía ni idea de dónde estaba él.

En un movimiento extraño aceleré y pasé delante de Nacho y Turi, estos me miraron extrañada y soltaron palabrotas que aunque estaba en la camioneta, alcancé a escuchar.

No me importó y no sabía muy bien si iba o no a ser capaz de aquello, pero tenía que intentarlo.

Desplegué la rampa que tenía la camioneta en la que iba, para que los chicos se subieran luego.

Alcancé a los hombres de la camioneta y me puse a su lado izquierdo, ah pero eso sí, antes de hacerlo, subí los vidrios blindados para que no me alcanzaran a ver.

En un movimiento rápido y sin pensarlo giré el volante de manera brusca hacia la derecha para chocar la camioneta de aquellos hombres.

Efectivamente la choqué, pero no era lo que yo esperaba, solo logré sacarlos un poco del camino, así que en menos de un minuto los tuve detrás de mí.

Si no me equivoco, creo que su objetivo ya no era Veno, era yo.

Sentí un golpe brusco en la parte de atrás de la camioneta y miré por el retrovisor asustada.

Efectivamente, aquellos hombres habían golpeado mi camioneta y estaban alejándose un poco para tomar impulso y volver a golpearme, si no hacía algo, me sacarían de la carretera y hasta harían que me estrellara.

Me dolían las manos, siempre he manejado, pero jamás bajo presión, esto es terrible, es del otro mundo. Dios mío, ayúdame.

Me sudan las manos frío, me dolía la cabeza y estaba empezando a ver borroso, muchos escalofríos pasaban por mi cuerpo y mis pies en ocasiones se chocaban rodilla con rodilla de tanto temblar.

Veno, espero que salgas vivo de esto... bueno, espero que salgamos vivos de esta.

Por el retrovisor logré ver como Nacho y Turi venían detrás de aquellos hombres, uno de ellos me hacía seña con las manos, pero mi cerebro estaba completamente enfocado en mi supervivencia así que no entendía ningún tipo de señales en este momento.

Un golpe me sacó de mis pensamientos y di un fuerte giro con el volante, apreté los frenos y chillaron las llantas de la camioneta.

Volví a tomar el control de esta y entré de nuevo a la carretera, un sonido muy fuerte me alarmó y caí en cuenta de que los desgraciados seguían ahí y por la forma en la que estaba su auto, yo era su blanco, de nuevo, así que mi cerebro pensó rápidamente en algo.

Aceleré como si estuviese corriendo una carrera en automóvil, miré por el retrovisor y, efectivamente, ellos venían detrás, así que cuando sentí que ellos iban a golpearme de nuevo, estiré mi pie y frené de manera brusca logrando darme un golpe con la parte de atrás del asiento y los tipos aquellos pasaron derecho hacia el monte que rodeaba la carretera, cayeron por un abismo y su camioneta terminó volcándose.

Respiré profundo cuando vi esto, me solté del cinturón y cuando quise bajar del auto, aparecieron Nacho y Turi detrás de mí.

-Mu muy bien princesa – dijo Turi abrazándome – lo hiciste muy bien.

-Va a tocar mantenerte en situaciones de adrenalina para ver si dejas de gaguear tanto – le dijo Nacho a Turi haciendo que este lo empujara un poco molesto.

-En serio chicos, estoy demasiado nerviosa, me tiemblan las manos, estoy sudando frio y me duele la cabeza, pero necesitamos encontrar a Veno. – dije recostándome en la camioneta y tapando mi rostro con mis manos por la frustración.

-Cre creo que quee ya podemos llama llamarlo – mencionó Turi.

-Sí, buena idea, alguien anda con su celular – preguntó Nacho.

-Sí, de hecho, todos nuestros celulares están aquí, incluso el de Veno – dije sintiendo como las lágrimas de decepción caían por mi rostro.

-Tranquila, prin princesa, él el va a estar bi bien – abracé a Turi luego de soltar esas palabras. Tenía miedo, en realidad tenía mucho miedo, no sé dónde está Veno y eso no me dejará dormir esta noche.

-Vamos a casa, no podemos hacer más nada aquí – Miré a Nacho para que supiera que sus palabras no me habían gradado.

-Te tengo u una idea – ambos miramos a Turi para ver cuál era su maravillosa idea. – siga sigamos este camino a ver a don donde nos lleva, tal ve vez esté por a ahí.

-Sí, estoy de acuerdo, suban las motos a la camioneta, buscaremos a Veno.- después de decir esto, me subí en los asientos de atrás de la camioneta para que Nacho y Turi se sentaran adelante y uno de los dos condujeran.

Yo me sentía cansada, incluso estaba a punto de quedarme dormida, pero no podía hacerlo, tenía que encontrar a Veno, tenía que hacerlo aunque fuera lo último que hiciera esta noche.

Eran las 4 de la madrugada y nosotros aun dábamos vueltas buscando a Veno, Turi se había quedado dormido y Nacho estaba a punto de hacerlo, no quise arriesgar más nuestras vidas y le dije a Nacho que condujera hasta el apartamento.

Cuando llegamos, eran aproximadamente las 4:40am. Bajé mi moto de la camioneta y luego de haberme despedido de ellos, me dirigí hasta el apartamento.

Cuando llegué al estacionamiento estaba el celador que le toca turno por las mañanas, él no me conoce como Nani, así que no pude llegar hasta ahí, no quería que se comentara entre dos celadores que había una mujer que se vestía de negro y tenía una Kawasaki ninja en ese edificio.

Me di la vuelta y llegué hasta el centro comercial, compré algo de ropa, gracias a Dios siempre andaba con mi cartera.

Claro está que me había quitado el antifaz y había dejado la moto estacionada en el aparcamiento del centro comercial.

Me cambié ahí mismo y salí para la oficina. No había dormido nada y tenía unas ojeras inmensas, pero que más daba, tenía que cumplir con mi trabajo y aunque no dejaba de pensar en el paradero de Veno, no podía quedarme sin hacer nada y esperar. Tenía que trabajar.

Le rogaba a Dios que Veno apareciera sano y salvo, porque si no, jamás me perdonaría anoche haber decidido venirme y dejarlo a su suerte.

-Buenos días – le dije a mi secretaria – pásame a la primera paciente.

Con esas palabras comenzaba mi día.

Vida ClandestinaWhere stories live. Discover now