Vida Clandestina

Epílogo

MARIANO

Estaba sentado en el borde de la piscina en la parte de atrás de la casa. Tenía los pies metidos en ella y los revoloteaba de aquí para allá logrando que muchas gotas de agua me cayeran encima, y que se mojara el borde de la piscina.

Estaba vestido con una pantaloneta negra de baño y no tenía camisa, de verdad tenía ganas de bañarme, pero no quería hacerlo solo.

Cuando estaba adentro, les había dicho a mis papás que viniéramos a bañarnos, pero me dijeron que ellos no lo harían porque estaban arreglando todo para ir a ver a los tíos.

Me vestí, y me vine solo a la piscina.

Hay personas que dicen que soy un niño muy entendido e inteligente, y que pienso y hablo como una persona mayor. Tal vez tengan razón, pero lo que no pueden dejar de lado es que aún me gusta hacer cosas de niños, como esto... meterme a la piscina, tirar agua, reírme, correr, nadar...

Muchos me dijeron que cuando tenías piscina en casa te cansabas de ella al poco tiempo y después no la usabas, pero sin embargo, aquí estoy yo todos los días, meto así sea los pies, como ahora... como hoy.

Giré mi cabeza hacia atrás cuando escuché pasos.

Mi hermana melliza venia en camino con mi hermana menor.

Se acercaron y Mariana metió los pies a la piscina al igual que yo.

Tomó a mi hermana menor y se la sentó en las piernas.

Mariana estaba vestida con un chor de jean y una camisa moradita con un estampado de una muñeca, vaya usted a saber qué muñeca era.

-¿Qué haces aquí solito, hermano? – preguntó ella.

-Es que tengo ganas de meterme a la piscina pero a la vez no. – me quedé mirando a mi hermana Leti de 3 años. Mariana y yo tenemos 8 – le dije a los papis que viniéramos a bañarnos y me dijeron que no.

Estiré la mano y acaricié a Leti, ella me sonrió muy bonito.

Yo estaba secretamente enamorado de mis dos hermanas.

Ellas eran preciosas, iguales a mamá.

Tal vez no estaba secretamente enamorado de mis hermanas... tal vez estaba enamorado de mi mamá y no lo aceptaba.

Eso era raro... ¿O no?

Mamá dijo que mis hermanas eran igualitas a ella cuando era chiquita.

Mis tías Danny y Katie dicen que son igualitas a como es ella ahora, también.

Yo me parecía a papá... solo que soy más guapo que él.

J

Oye Leti – le hablé a mi pequeña hermana – ¿Te gustaría escuchar la linda historia sobre nuestros papás? – pregunté.

-Otra vez con esa historia, Mariano. Siempre se la cuentas a Leti. – habló Mariana.

-Yo shi quero ecuchar la hitoria de mis papitos – Habló Leti.

Mariana rodó los ojos y yo me reí.

-Epieza hemanito pofavor – volvió a hablar mi hermanita.

-Mis papás se conocieron cuando eran muy jóvenes, se hicieron amigos, pero el mejor amigo de papá se hizo novio de mamá.

Leti hizo cara triste y pucheritos.

Pero no te preocupes, - continué hablando – después el tío Mariano - que es el mejor amigo de papá - se fue al cielo.