Capítulo 04

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Fuera de la iglesia, podíamos observar una gran cantidad de personas heridas. A lo lejos el humo era visible, tal vez fuera de la segunda pared del fuerte.

Los gritos de dolor de los convalecientes, eran desgarradores. Uno podía sentir el dolor a través de sus quejidos.

–Señora, tal parece que tendremos que usar la ruta norte. La ruta sur esta bajo ataque de un enemigo sin determinar.

¿Qué esta diciendo? ¿No saben quien es el atacante? O ¿Su origen?

–¿Existe posibilidad de escape por la ruta norte, sin sufrir daño colateral?

Madre estaba serena, como si esta situación fuera algo normal.

–No podría asegurarlo, según me informaron, hay un equipo apostado a la protección de los no combatientes.

Ella pareció dudar por unos segundos, su ojo recorría de norte a sur, observando muchas cosas que aun no comprendía.

–¿Puedes confirmar el origen de los focos en dirección suroeste y noroeste?

Al escuchar eso, el mayordomo corrió a prisa siguiendo sus indicaciones.

–¿Qué esta ocurriendo, Madre?

Ella no parecía prestarme atención, solo seguía observando los focos de humo, que sobresalían tras las murallas.

–¡¡Madre!!

Ella se sobresaltó y luego su ojo derecho se centro en mis ojos.

–No tenemos mucho tiempo, es posible que el fuerte caiga.

Eh... ¿Caer el fuerte? ¿Qué clase de broma es esa?

Ella bajo a mi altura apoyando una rodilla en el suelo.

–Escucha atentamente.

Tragué saliva.

–Cuando Wilheim regrese, iremos en el carruaje. En el peor de los casos, tu huirás junto a él.

¿Qué esta diciendo? No puedo hacer eso.

–No te dejaremos, Madre.

–No aceptare ninguna contra, tu seguridad es lo más valioso para mi, así que debes huir ¿Entiendes?

No es que no le entienda, pero... abandonarla para sobrevivir... no, no puedo aceptar eso.

Fui a decir esas palabras, pero el indice de mi madre, bloqueo mis labios antes de hablar.

–Entiende, si te ocurre algo, será el fin de nuestra familia y de nuestras tierras. No solo tienes que sobrevivir, debes guiar a nuestra gente.

Conociendo, como ambos eran idolatrados por las personas en nuestro dominio, puedo llegar a entender si la gente decide seguirme, pero sigo siendo un niño, cualquiera podría ocupar mejor mi lugar.

Ella sostuvo su cálida sonrisa, hasta la llegada de nuestro mayordomo Wilheim.

–Mi señora, las tropas estacionadas cubrieron la salida norte, están en combate contra el enemigo. También pude determinar su naturaleza.

Ambos intercambiaron miradas, a lo que el asintió y ella mordió su labio inferior, dejándolo sangrar.

–Wilheim, ya sabes que hacer.

El asintió, para luego responder.

–Comprendo.

El aprontó el carruaje en menos de dos minutos, en el tiempo que mi madre me cargo en brazos y me puso dentro.

–Quédate dentro, pase lo que pase no salgas.

Tras esas palabras cerro la puerta y subió al lado de Wilheim.

Solo era yo y mis pensamientos.

¿Que cosa seria capaz de atacar la fortaleza? ¿Cuantos enemigo deben ser para poder forzar la retirada en un lugar tan fortificado?

Tales pensamientos y otros no muy lejos de ellos, seguían colmando mis mente.

Una explosión resonó, no muy lejos del carruaje.

–Aférrate fuerte, estamos bajo ataque.

Pude oír el grito de Madre, temiendo lo peor.

Una explosión alcanzó el carruaje y a nosotros sobre el.

Mi entorno se veía borroso, no podía oír nada de lo que ocurría, al parecer Wilheim y Madre estaban combatiendo a algo.

Mi cuerpo ardía, sentía mucho calor, también algo de dolor entre ello, intente ponerme en pie, pero fue inútil, parte del carruaje estaba apretando mis piernas.

–Ma... Bhga...

Quise llamarla, brotando sangre en lugar de palabras.

Esto no esta bien, si sigue así puede que muera.

Sentí un golpe, Madre había caído cerca de donde estaba, sangrando su pecho.

Intente alzar la vista, siendo tomada por Wilheim que estaba frenando a unas criaturas.

Eran humanoides, piel oscura, cuernos que sobresalían de su mandíbula, su nariz era alargada en gancho, orejas puntiagudas, algo de cabello rodeando su calva, no eran muy altos pero al parecer si eran fuertes, ya que cada impacto de sus sables, hacían retroceder a Wilheim quien llevaba una lanza.

–Joven maestro, si puede huir este es el momento.

Esas palabras me motivaron a escapar con muchas fuerzas, pero pese a los esfuerzos no podía sacar las piernas.

–Ya veo.

Murmuró, mientras usaba una técnica con su lanza, acabando con una criatura.

Pude contar cuatro de ellas, siendo que él acabó con una, ahora solo quedaban tres.

A este ritmo podremos escapar los tres. Pero tras ese ataque, los tres atacaron simultáneamente, dejándolo con varias heridas.

Tras eso el dio un golpe con la lanza en mi dirección, liberando mi cuerpo del carruaje, a su vez que el mismo quedo expuesto.

Un sable apuñalo su lado derecho, tras lograr frenar los otros dos.

Se desplomó perdiendo toda su fuera, al tiempo que yo podía ponerme en pie, llegando a madre.

Intente levantarla sin poder hacerlo, el cuerpo de un niño es inútil en el uso de la fuerza.

Un sable atravesó mi hombro derecho, haciendo que la sangre derramada sobre Madre.

Una criatura de esas, se relamía con su lengua larga y negra.

Sacó su sable de mi, quien cayó sobre madre sin poder hacer nada.

Al dirigir la mirada a la bestia, una gran alabarda dividió su cabeza en dos.

–Vaya, vaya, no puedo imaginar otra situación tan descabellada como la de Rysere.

Dijo una dulce voz que no llegue a oír de nuevo.

Âme Noire - V. I (Isekai) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora