—¿Habías venido antes? —preguntó Gerard, hablando sobre la plaza.
—No, jamás —agaché un poco la cabeza—. El trabajo me limita muchísimo. Es horrible.
—Yo he venido varias veces, pero es que es muy caro —se quejó—. No es como que venga a comprar, suelo venir cuando Bert me lo pide. Siempre vi que había muchas tiendas de trajes, cosas elegantes y así. Supuse que sería buena idea.
Gerard había mencionado a Bert y recordé la vez pasada que nos habíamos visto de noche, Bert estaba ahí e incluso Mikey había mencionado.
—Bert es el que estaba contigo la vez pasada, ¿no? —pregunté.
—Ah, sí —sonrió—. Quizás en la boda de Mikey lo conozcas y hables con él. Es genial —me miró—. No puedo esperar, en serio.
—Genial —contesté, tragándome todas las repentinas dudas que me surgieron sobre esa persona, no sabía nada de él, pero Gerard tenía razón, podría conocerlo en la boda.
—¿No quieres comprar algo más?
—Realmente no tengo idea —torcí la boca—. Quizás me anime y compre algo para mi cubículo. Es triste y gris —mencioné.
—Ese cubículo tuyo es como la segunda casa, ¿No? —sonrió—. Igual que Mikey.
—Lastimosamente —porque sí, era cierto. Y era triste porque era cierto—. Pero al menos el de Mikey es más lindo, tiene cosas pegadas, stickers y cosas de comics. El mío solo es gris.
—¿De verdad los pegó? —preguntó Gerard, sabiendo instantáneamente a qué me refería sin necesidad de haberlo mencionado. Las palabras salieron con entusiasmo y un sentimiento que no reconocí—. De verdad no creí que los fuera a pegar.
Sonreí.
—Créeme, de verdad te admira —cuando dije eso, pude ver que Gerard se sentía más feliz, sonrió cálidamente y su rostro se iluminó—. ¿Entonces sí estás en eso de los cómics? —pregunté, viendo la oportunidad. Parecía que al fin podíamos tener una conversación fluida.
—¡Sí! —contestó alegre—. Sí lo estoy. Siempre creí que Mikey pensaba que era una estupidez, pero ya veo que no. Estoy feliz.
—Siempre le dije a Mikey que me prestara alguno de tus cómics —miré a Gerard, el cual se vio más emocionado—. Pero nunca me dejó.
—Cuando quieras te presto uno. Te los vendería, pero, vamos. Te lo presto —me sonrió—. Quizás me consideres después, para poner de mi mercancía en tu cubículo —ladeó la sonrisa. Reí nervioso.
Un momento más en silencio, que no duró hasta que habló de nuevo.
—¿Y a ti que te gusta, Frank? —me preguntó—. Ya sabes gran parte de mis hobbies, me gustaría saber los tuyos.
Seguíamos dando vueltas en el centro comercial y pensé... ¿Qué me gustaba hacer? Hasta ahora no sabía realmente. Cuando era pequeño me interesaba la música y me habían regalado una guitarra y nada más. Solía tocarla bastante, pero de la nada lo dejé. Hacía bastante que no tenía una en mis manos.
—No sé —intenté pensar en algo más que no fuera mencionar las guitarras, pero al parecer no había más—. La música, quizás —me encogí de hombros—. ¿Comer cereal seco con Cara? No tengo idea. Realmente no lo sé.
—¿Te gusta la música? —preguntó entusiasmado—. Genial. ¿Tocas algún instrumento?
—Tocaba la guitarra —contesté cabizbajo—. Nada más.
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Be nice or go away. [Frerard]
FanfictionEl vecino era todo un cretino. O eso es lo que mi experiencia con cretinos me decía. Aunque no sólo era experiencia, eran hechos, también. Una ex novia, diferentes puntos de vista, eventos próximos... Encontrármelo por accidente y saludar como si es...