[38] "Línea invisible"

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—Sigo diciendo que es una mala idea —escuché que dijo Gerard atrás de mí.

Lo miré a través del espejo de la peluquería y le sonreí. No supe si lo hice con malicia o solamente porque él estaba ahí, conmigo. Puede ser que haya sido por ambas.

—Silencio —le dije, bromeando.

Estábamos en una tonta peluquería, por mí. ¿Por qué? Porque en efecto: Me iba a cortar el cabello.

Había bromeado con ello en el momento que había hablado con Gerard, pero luego de pensarlo bien, no sentía que era una mala decisión. Aparte ya lo había considerado incluso antes de que me sintiera tan miserable. Se sabía que no era la primera vez que me cumplía el deseo de cortarme el cabello tan corto, pero era la primera vez que lo hacía en mucho tiempo. El cabello largo me tenía un poco harto, para ser sinceros. Aparte sentía que cargaba muchas cosas en él. No estaba mal un nuevo corte.

No tenía idea por qué Gerard estaba conmigo, acompañándome a cortarme el cabello. Eran al rededor de las siete u ocho de la noche y él estaba ahí conmigo. Realmente ya no me cuestionaba el por qué Gerard estaba conmigo, sólo sucedía, cosa que no me molestaba. Había aprendido a que si algo no me molestaba, no tenía por qué cuestionarlo. O al menos es lo que llevaba aprendido en este tiempo.

No había pasado tanto tiempo de la vez que le vacié mis sentimientos al pelirrojo, quizá una semana y un par de días, desde ese momento inevitablemente nos encontrábamos conviviendo más.

Era extraño porque ambos estábamos consientes de los sentimientos mutuos, pero no habíamos pasado de ahí. Era como una línea que no cruzábamos, por alguna razón. Por más que ambos supiéramos de nuestros sentimientos e incluso pudiéramos sentirlo.

Éramos como un par de buenos amigos. Pasábamos más tiempo juntos después de aquello, era como si haberlo visto en su pijama de Iron Maiden hubiera sido lo suficientemente íntimo para pasar tiempo juntos.

Y así estaba él ahí, conmigo. En esa peluquería. No me molestaba, se sentía bien, era bueno.

—Tienes tiempo para arrepentirte —volvió a insistir. Sólo estaba molestándome y volví a reír.

—Lo dices porque no me has visto sin cabello.

—Y no quiero —me molestó nuevamente.

—Nadie dice nada de tu cabello rojo —mencioné.

—Pero te gusta, ¿Verdad? —me preguntó, contraatacando.

No contesté nada, dejando su pregunta en el aire. Era obvia la respuesta, no tenía por qué contestarla cuando él ya sabía que tenía razón.

No tardó en aparecer la chica que me cortaría el cabello con la máquina. No me moví y sentí cómo es que tocaba mi cabeza con el aparato.

[...]

—No puedo creerlo —Gerard me miró divertido, o no sé. Sólo estaba sonriendo y viéndome la cabeza. Eso fue lo primero que dijo cuando pagué y salimos del lugar. Estaba muy sorprendido y parecía admirar mi un centímetro de cabello—. ¿Cómo se siente? —preguntó aún asombrado.

—Ligero —comenté. Claro que era ligero, había estado más de un año con el cabello por encima de los hombros.

Se quedó otra vez en silencio, bastante sorprendido y seguía admirando el corte, yo sólo trataba de no reírme y lo dejaba observar. Era entretenido también mirarlo, el cómo es que no creería lo que acababa de hacer.

—Admiro tu fuerza de valor —comentó y sonrió un poco—. A mí me tomaría una eternidad el cortarme tanto el cabello. Lo hice una vez y no creo volver a hacerlo.

Be nice or go away. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora