[02] "Las nuevas noticias"

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Al día siguiente, la mañana fue como cualquier otra. 

Y bueno, era mañana. El sol empezaba a salir, dándome esos rayos de luz que entraban por mi ventana, parecía como si el arquitecto de la casa hubiera pensado 'pondré una ventana en el lugar exacto que dé el sol' porque pues, ¿Por qué no? Tener que comprar cortinas, aumentar el consumismo. Nadie pensaba sobre ello, ¿O sí?

Aunque ahora mi preocupación no era nada más que el trabajo. El fin de semana había sido pesado para mí, así que como todo maldito lunes, el dolor fue real.

Yo no era mucho de tener muchos amigos. Con alguna suerte pude hacerme amigo de un chico del trabajo llamado Michael, él tenía una energía y carisma algo extraña, pero de alguna manera encajábamos bien y eso no era muy común para mí, ya que si nos poníamos a contar, quizás Cara y Mikey eran mis únicos amigos verdaderos. Porque bueno, así era.

Él y yo no éramos más que unos simples peones en todo lo que era la jodida empresa y éramos  vecinos de cubículos unas cuantas veces y nada más, aparte de amigos por más de cinco años.

Así que tuve que ir al trabajo sin rodeo alguno, sin tráfico, sin algo que me hiciera llegar tarde. Era temprano, era imposible que algo me hiciera llegar tarde.

Mi cubículo era tan triste. Podía poner algo en el escritorio para darle vida, pero no tenía nada en mi casa para poder decorar, más que Post-it con tareas que tenía que hacer después. Mikey trató de animarme muchas veces para que pusiera aunque sea un recuerdo de algún viaje, pero yo le dije que estaba mejor así, gris.

El cubículo de Mikey tenía un par de cosas que lo hacían destacar, cosas que decía que su hermana le daba. Me contó mil veces que ella estaba metida en el mundo de los comics y que tenía unos propios, aunque nunca me dejó leerlos o me dio el nombre de alguno, a lo mejor todo era un cuento, pero quién sabe.

Apenas quería sentarme en mi estúpida silla, cuando llegó él a una velocidad realmente increíble. Michael Way.

—Frank —saludó y se frenó justo en frente de mí. Era tanta la velocidad que creí que no podría frenar y se estrellaría conmigo y todo terminaría mal. Por suerte aún no había mucha gente en los cubículos o alguien importante paseándose por ahí, porque hubieran sacado a Mikey de una oreja por correr así.

—Mikey —saludé de vuelta y me dejé caer en la fría silla. 

La verdad es que no podía imaginarme mi relación con Mikey como cualquier adulto cliché, '¿Qué tal tu fin de semana? ¿Viste el partido de anoche?' porque no éramos más que unos inmaduros.

—Adivina qué.

—¿Qué?

—Tienes que adivinar —movió un poco la cabeza intentando no rodar los ojos desesperado.

Me miré un poco las manos, pensando. Por un momento me concentré en mi suave piel y en cómo me gustaría poder tatuarme, pero por el trabajo me lo tenían prohibido. Luego recordé que Mikey estaba esperando una respuesta de mi parte.

Levanté la mirada para encontrarme con la del contrario que era naturalmente grisácea, como todo el lugar.

—No lo sé, de verdad, dime —contesté después de un silencio, dejando que se escuchara la poca gente que estaba presente empezando a trabajar—. ¿Ya tienes ganas de trabajar? ¿De prestarme al fin algún cómic de tu hermana? No sé —contesté cualquier estupidez que se me viniera primero a la mente.

—Kristin —fue lo que me dijo.

Le miré esperando que dijera algo más, pero no fue así. Solamente silencio y su cara de que creía que yo lo sabía todo, como si no me conociera.

Be nice or go away. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora