[29] "Pasos de bebé"

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—Hola —me devolvió la sonrisa y me dieron ganas de estrellarme con el marco de la puerta y morir. Él traía una linda bufanda encima, si no me equivoco, llevaba un poco de tiempo en el que el otoño empezara y el frío empezaba a notarse, pero últimamente mi estrés era mi cobija que ni siquiera sentí el cambio de clima—. Sólo, quería pedirte perdón por lo de ayer —su rostro se vio perjudicado, mostrando pena—. De verdad perdón por todo.

Lo soltó como si nada, pero como no entró en detalles, quizá por eso fue algo sencillo.

—No te preocupes —le resté importancia—. No pasa nada —no pasa nada, claro. La estabilidad emocional gritaba al fondo.

—No, de verdad me arrepiento, fue muy estúpido, absolutamente todo. La manera en la que enfrenté mi rompimiento con Bert —bajó la mirada y se mordió una de sus uñas, pensando—. No debí haber venido, no merecías nada de ésto.

—Está bien —asentí con la cabeza—. No pasa nada.

La verdad es que Gerard tenía razón: yo no merecía nada de eso, ya que sentía que desde ese momento me vería obligado a vivir en la desgracia y en la falta de estabilidad emocional. 

Gerard había dicho demasiadas cosas la noche anterior como para pasarlas por altas, pero la verdad yo no tenía el valor como para tocar ese tema, nunca sabría como es que Gerard podría reaccionar al respecto y tampoco sabía si él estaba listo para hablar de ello.

Sin duda sería un elefante en el cuarto por un considerable tiempo, como si él y yo no tuviéramos demasiados temas de qué hablar y una tensión extraña entre ambos, inevitablemente. Teníamos como cien elefantes en el cuarto.

—Sólo siento que siempre te estoy trayendo problemas —se quejó el pelirrojo, parecía demasiado preocupado por como es que yo fuera a reaccionar. Aunque en realidad no estaba diciendo mentiras, sólo que no quería que lo supiera y que siguiera sintiéndose culpable—. Incluso te traía problemas antes, cuando ni siquiera hablábamos —se estaba culpando demasiado—. Y de verdad lo siento, si hubiera sabido que todo esto de nuestra amistad hubiera salido tan perjudicante para ti, hubiera pensado dos veces sobre querer arreglar las cosas contigo. No me gusta causar problemas.

—Gerard, no te preocupes —le detuve, incluso creo que interrumpiéndole—. De verdad no pasa nada, son cosas que pasan y ya. No tienes por qué estancarte en ellas, ¿De acuerdo? No me molesta tanto como crees —quién sabe—. Así que tranquilo —disimulé perfecto. Tampoco quería que Gerard estuviera culpándose, cuando era culpa de ambos por ser tan tontos y no hablar las cosas como se debían.

Nos quedamos ambos en silencio, sin saber para dónde mirar.

—Sólo que ahora siento que tenemos mucho de qué hablar —el pelirrojo rompió el silencio y se rascó rápidamente la cabeza, parecía nervioso—. O quizás sólo son ideas mías —negó de nuevo con la cabeza. Al parecer ninguno de los dos sabíamos qué era lo correcto.

Sin duda teníamos que hablar.

—¿Quieres hablar? —me ofrecí. Yo también quería hablar, pero le eché toda la responsabilidad a él.

—No lo sé —suspiró cansado—. ¿Tú? —me regresó la pelota. Estábamos dando demasiados rodeos, ninguno de los dos simplemente podía decir "sí". Quedó un leve silencio nuevamente, pero Gerard se encargó de volver a tomar la palabra—. Oye, ahora recuerdo, ¿No tienes trabajo? —se veía confundido de que estuviera en mi casa, a lo que sonreí un poco.

—Ah, sí —asentí leve con la cabeza—. Pero pues —me tallé un poco los ojos—. Me quedé dormido.

—Oh por Dios —se asustó aún más—. Por mi culpa, ¿Verdad? Hice que te desvelaras.

Be nice or go away. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora