Mi vida no había sido nada interesante después del día de la boda, porque claro, ¿Qué había de interesante en alguien como yo?
Tal como dije, el haber estado esperando tanto tiempo la boda de mi amigo había inconscientemente consumido una parte de mi cerebro y de mí, alejándome un poco de lo que realmente va mi vida cotidiana. Y claro, ¿de qué iba? En caso de que no recuerden: estar sentado detrás de un escritorio, viendo papeles día tras día.
No era por nada, pero ahora solamente estaba esperando a que algo mágico e interesante pasara de la nada, que llegara a mí como lo fue la boda de Mikey. Pero no. No pasó nada de eso.
Había pasado un mes y medio de la boda y yo trataba de acostumbrarme a lo mismo de siempre sin tener una celebración temprana en mente. Repito, era raro pensar en que la boda ya había sucedido, no tenía ni idea cómo sería para Mikey.
Ambos estábamos en un punto del trabajo donde apenas podíamos hablarnos ya que si lográbamos hacerlo 1) no había tiempo o 2) terminábamos hartándonos el uno del otro, porque así era, estar tanto tiempo en una oficina te convertía en una persona fácil de irritar.
También era fácilmente irritado por las dos mujeres que solían acompañarme o rodearme en mi vida diaria: Cara y Cece.
Había visto a Cece un par de veces, ahora mismo me era imposible casi verla, porque aparte de que no estaba teniendo un buen mes en mi trabajo, necesitaba tiempo y eso ella lo entendía perfectamente, solamente a veces hablábamos por mensaje o teléfono como solíamos hacerlo.
Y Cara..., Cara aunque le pagara por no visitarme, no lo tomaría nunca. Ella venía a visitarme después del trabajo, no me daba ni siquiera oportunidad de oponérmele y correrla de mi casa, por lo más cansado que estuviera. Entonces todo este mes me vi obligado a forzarme a que me gustaran sus repentinas apariciones, cosa que no me costó mucho, terminó siendo como un tipo de anti-estrés por lo más que peleáramos, era divertido.
Y a Gerard, pues, no lo había visto, o mejor dicho, no habíamos tenido demasiado tiempo de convivencia como lo habíamos tenido hacía unos días. Incluso a veces sentía que mi cerebro lo olvidaba, pero no me culpo, pues tenía mucho trabajo y aparte parecía terminando siendo parte de auto-protección por parte de mi cerebro. Se podía decir que todo estaba como debería...
—¿Cuándo vas a dejar de ser tan amargado? —me preguntó Cara un día como otro en los que llegaba de la nada, sólo que esta vez era viernes.
—Cuando dejes de venir a visitarme cuando regreso cansado del trabajo —contesté, haciéndome el difícil.
—Oh —levantó rápido las cejas—. Entonces creo que me tengo que acostumbrar a tu amargura en mi dulce vida —bromeó un poco.
—Creo que sí —le miré y sonreí.
Estábamos ambos en mi sala donde siempre solíamos sentarnos porque parecía que mi casa no tenía otro sitio cómodo que no fuera ese y mi cuarto. Pero en mi cuarto sólo estaba mi cama, entonces no podíamos estar ahí.
—No me quejo de que vengas, no me malentiendas —iba a decir, pero me interrumpió.
—¿No te quejas de que venga? —preguntó con un tono de ironía que no esperaba. Yo sin entender muy bien el por qué me interrumpió y su pregunta, negué con la cabeza un tanto lento e inseguro—. ¿Y entonces qué es lo que haces cada vez que toco ese maldito timbre? ¿Qué es lo que acabas de hacer hace solo unos minutos? Si eso no es quejarte, no quiero saber cuando en realidad lo hagas.
—Ya supéralo enana —le dije—. Ni siquiera me dejaste terminar. Eso no es lo importante.
—Ya, dime —dejó caer su cabeza en el sillón que siempre usaba ella.
ESTÁS LEYENDO
Be nice or go away. [Frerard]
Fiksi PenggemarEl vecino era todo un cretino. O eso es lo que mi experiencia con cretinos me decía. Aunque no sólo era experiencia, eran hechos, también. Una ex novia, diferentes puntos de vista, eventos próximos... Encontrármelo por accidente y saludar como si es...