[37] "Problemas"

280 40 291
                                    

 Me sentía tan raro en frente de aquella puerta, de eso no había duda. Pero ya había tocado el timbre, no había vuelta atrás. Si iba a hablar de mis sentimientos por Gerard, qué mejor que hacerlo con Gerard, ¿No?

Clavé mi mirada en el pomo de la puerta, solamente para estar atento en el momento que se moviera, cosa que no tardó demasiado en suceder.

El pelirrojo que me tenía tan intranquilo abrió la puerta. Al parecer se vio algo sorprendido de verme ahí. Yo también hubiera estado sorprendido en su lugar. Inevitablemente me sentí más nervioso, sentir sus pesados ojos sobre mí.

Decidí darle una mirada rápida, porque noté que no estaba usando el tipo ropa que siempre usaba las veces que lo había visto. Nada del estilo.

Traía un pantalón de pijama azul de cuadros, junto con una playera grande de Iron Maiden.  Se veía que no estaba listo para recibir visitas, así que yo también me sorprendí al verlo en su ropa cómoda. Era una imagen de Gerard que nunca me había imaginado, pero ahora la tenía en mi cabeza. Gracias, Gerard.

—Oh, Frank —me sonrió y sentí algo en mi estómago. Por un momento lo sentí incómodo de que abriera la puerta así—. No esperaba que fueras tú —me dijo, apenado.

—Perdón —me disculpé también. No sé por qué actuábamos como si lo acabara de ver desnudo, pero como sea—. Mi culpa por venir sin avisar.

—No, no pasa nada —mantuvo la sonrisa—. Lo que pasa es que ordené una pizza y creí que... Era la pizza.

Bueno, decepcioné a Gerard al no ser la pizza que ordenó.

Me quedé en silencio. Claro, yo había tocado el timbre. Yo tenía que hablar.

—¿Quieres pasar? —me invitó amablemente, antes de que yo pudiera decir algo.

[...]

Estaba sentado en el sillón de casa de Gerard. Me había sentado ahí porque él me había ofrecido asiento y yo no estaba en posición de negarme.

—Estaba haciendo unas cosas —dijo. Al parecer sí estaba ocupado, y yo llegando a interrumpir como siempre—. Limpiando y así —volvió a sonreír.

Se movió por unos momentos más en la casa, guardando cosas y acomodando otro par.

—Pero, ya, perdón —se sentó en un banquito que tenía y que acercó a la sala. Me dejó el sillón completamente para mí, respetando mi espacio—. ¿Qué es lo que pasa, Frank? —fue atento. Se veía muy tranquilo, feliz y normal, cosa que me hizo enojar un poco, porque al parecer yo era el único ridículo de los dos que estaba pasándola mal.

—No lo sé —realmente no sabía cuál era la razón por la que estaba ahí. Bueno en parte sí, porque no tenía nadie con quién hablar, nadie que me escuchara—. Sólo venía a visitarte —dije, como si fuera algo casual entre él y yo—. Aparte —me tallé los ojos, estresado. No sólo iba a visitarlo, iba a vomitarle mis sentimientos. Qué malas y arriesgadas ideas—. He estado solo, porque... me peleé con Cara —fue lo primero que dije y él levantó las cejas sorprendido—. Entonces, no sé —balanceé un poco mi cabeza tratando de no dar tantos rodeos—. He estado solo, no tengo nadie con quién pasar el tiempo. Nadie con quién hablar de como me siento —dije. 

Ni siquiera lo miré a los ojos, no podía, no era capaz de.

Pareció entender.

—Oh —dijo—. Entiendo. Lamento que te hayas peleado con Cara —hizo una mueca—. Qué bueno que viniste —me volvió a sonreír—. No me molestan las visitas, menos tuyas, Frank. Me alegra que me tomes en cuenta, somos amigos. Puedo escucharte —habló, tratando de hacerme caer en confianza.

Be nice or go away. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora