[27] "¿A qué carajos se refiere?"

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— ¿Gerard? —pregunté en el momento que abrí la puerta y me dí cuenta que era él—. ¿Qué pasa?..., No me malentiendas, pero ¿Qué haces aquí? —miré a Cara rápidamente, la cuál también se veía sorprendida al escuchar el nombre que dije, ella no alcanzaba a ver a la persona en la puerta, pero ya sabía gracias a mí.

Tenía derecho a estar sorprendido, pues, hacía bastante que no lo veía o de que habláramos más de quince segundos, entonces sí era raro que de la nada me lo encontrara en mi puerta a casi media noche.

Me tomé el tiempo y lo analicé un poco, seguía viéndose igual, usando su típica ropa obscura y su cabello percudido por todas partes. 

Su mirada se veía un tanto diferente a la de usual, me sentía un poco asustado después de analizarlo, ya que no parecía que traía buenas noticias consigo mismo o que algo bueno andaba sucediendo por su cabeza. La verdad no tenía idea para qué estaba aquí y tenía miedo de saberlo.

—No sabía a donde venir —dijo—. Quizás es porque tienes la suerte de ser mi vecino. O no sé. No sé si hubiera venido si alguien más viviera aquí en lugar de ti —soltó las palabras, cosa que mucho menos entendí. Hice alguna cara de confusión y siguió hablando—. Sabes, perdón, ya me arrepentí —agitó la cabeza—. Es muy noche, debo de irme, perdón —repitió—. Me voy —se dio la media vuelta con el plan de irse y vi que tambaleó un poco. 

Era obvio que no estaba completamente en todos sus sentidos. No podía dejarlo borracho y lidiando con lo que sea que estuviera pasando.

Volví a mirar a Cara, con una mirada en la cuál solamente le pedía ayuda, pero ella encogió los hombros veloz, tampoco tenía idea qué estaba sucediendo.

—Gerard, espera —le detuve antes de que siguiera caminando e hiciera algo más estúpido como cruzar la calle sin fijarse—. ¿Qué pasa? —pregunté, esperando no arrepentirme después.

—No sé, nunca me sentí tan idiota —volvió a darse la vuelta para volver a quedar de frente conmigo—. O bueno, sí. Pero no me había sentido tan idiota en los últimos años —me quedé en silencio, esperando a que dijera lo que sea que lo tenía incómodo—. Terminé con Bert —me dijo, suspirando—. Bueno, no terminé. Él terminó conmigo —su rostro se veía completamente destrozado, había cambiado tan rápido solamente diciendo ese par de palabras. Abrí los ojos sorprendido, entendiendo su actitud—. Pero, repito, no sé ni por qué vine. No es tu obligación consolarme, sólo..., me di cuenta de la idiota decisión que había tomado ya que abriste la puerta.

—¿Quieres hablar de ello? —mi lado honesto y solidario que no sabía que tenía salió en ese momento, realmente sentí lástima por el pelirrojo—. No te ves para nada bien, Gerard. Pasa —me moví de la puerta para dejarlo pasar y a él no le quedó nada más que poner sus pies dentro de mi casa, mirando al suelo y rascándose la cabeza.

[...]

Gerard había entrado al baño en el instante en el que se metió a mi casa, ni siquiera se percató de que mi amiga también estaba siendo presente de la escena, porque quién sabe cuantas bebidas tenía encima y también quién sabe cuanto tiempo había estado reteniendo líquidos dentro de sí mismo, entonces le di su tiempo y me acerqué a Cara.

—¿Qué sucede? —preguntó ella, algo emocionada, susurrando, no quería arriesgarse a que Gerard escuchara—. ¿Por qué está aquí?

Me encogí de hombros.

—Terminó con Bert —susurré de regreso—. Su novio. Pero no tengo idea por qué vino hasta acá conmigo. Está borracho.

—Oww, te tomó en cuenta —le vio el lado bueno a la situación—. Y tú lo dejaste entrar. Justo cuando me estabas diciendo que estaban teniendo problemas con su relación —dijo recordando lo que hablábamos hacía unas horas.

Be nice or go away. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora