[Epílogo] "Tiempo"

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—De todas maneras..., ¿Qué es este lugar? —preguntó mi rubia amiga atrás de mí.

Miré con ella para arriba, subiendo la vista. Nos encontrábamos en unos bellos edificios que eran realmente modernos. Estaba seguro que sería el sitio más moderno donde viviría en toda mi vida. En mi defensa, podríamos vivir en alguna clase de pocilga y no me molestaría, pero Gerard había insistido en un lujo. Él había escogido, no era como si yo tuviera demasiada voz y voto desde el instante en el que se enteró que por mí podríamos vivir en la pocilga y no habría problema.

Aunque en algo tenía razón Gerard, si íbamos a vivir juntos quizá todo podía salir más barato. El lugar en sí salía más barato que todo lo que era mantener mi casa. Salía la renta mil veces más barata. 

Mi casa... Mi sola, triste y poco saturada casa.

Había conseguido venderla en el instante que conseguimos el contrato para el lindo departamento de aquél edificio en medio de la ciudad. Solamente esperaba que quien sea que fuera a habitar en mi casa, pudiera tener más sentido de la decoración y que pudiera darle más color y sacarle provecho.

No sé en qué momento fue cuando Gerard propuso que nos fuéramos a vivir juntos. La verdad la idea no me molestaba, porque lo primero que pensé fue en eso: al fin dividiría los gastos con alguien y que incluso podría empezar a ahorrar más que antes y sentir que todo el trabajo que hacía, al fin tenía algún fin de lucro. Ah y por supuesto, estaría más tiempo con Gerard. Como el setenta por ciento de mi tiempo, si tenía suerte.

El irnos a vivir juntos implicaba un montón de cosas, como dormir, despertar, desayunar y cenar juntos. (Comer no, porque trabajábamos). Si lo consideraba era extraño, porque había estado solo toda mi vida. No me molestaba el tener que compartir mis cosas con Gerard, me emocionaba un poco al pensarlo, pero quizá me costaría un poco el acostumbrarme a tener a alguien rondando en mi zona la mayoría de mi tiempo libre. Íbamos a vivir juntos, sonaba muy descabellado.

—No lo sé —le contesté a mi amiga.

—Se ve demasiado lindo —me miró sorprendida—. Es que no puedo creer que alguien tan perdedor como tú vaya a vivir en un lugar tan lindo.

—Lo sé, yo tampoco puedo creerlo —le di la razón. Ambos teníamos las manos ocupadas con cajas, porque ella me estaba ayudando a mudarme (era tan amable)—. Gerard eligió —expliqué.

—Se nota.

Volvimos a adentrar al edificio para llegar hasta mi nuevo apartamento.

[...]

El apartamento era lindo, blanco, espacioso. Había ventanas grandes que dejaban entrar la luz, al contrario, que en mi otra casa había una escasez de ventanas. 

Estaba seguro que en mi otra casa había quizá tres ventanas; las cuales casi siempre me aseguraba de mantener cerradas con una cortina, mi casa antigua era una madriguera tal cual, ahora aquí, la luz entraba por todos lados. En compañía de Gerard era casi cien por ciento seguro que no me dejaría cubrir todas las ventanas. El enorme ventanal que estaba en la sala y dejaba entrar toda la luz era un ejemplo, podías abrirlo y salir a un pequeño e insignificante balcón que no entendía para qué estaba ahí, si máximo podríamos poner una planta ahí.

No lo sé, Gerard había escogido...

Yo me dedicaba a no cuestionar.

[...]

Demasiadas cosas habían pasado en el trascurso de tiempo, desde que Gerard y yo habíamos empezado a salir (sin contar que ahora estábamos a una nada de vivir juntos).

Be nice or go away. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora