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Narra Temo

Ayudamos a Julio a salir de la alberca y mi papá acercó la toalla del mencionado, no puedo creer que esto de verdad esté pasando, todo el tiempo tratando de no llamar la atención y que nadie me dijera nada, sólo había un tipo que me acosaba, y le llamaron la atención, no ha vuelto a hacerlo, pero ahora no es él, ahora es todo un grupito de tarados.

Aris y yo estábamos en la orilla de la alberca y de pronto:

–Juntitos y rositas, cómo florecitas. Dijo Carlos riendo y a su par, los demás.

–A ver chamacos. En lugar de estarse burlando mejor ayúdenme, mi hijo no es ninguna flor. Ándale, tú también. Dijo mi paPancho.

Qué bueno que está aquí, estoy a nada llorar y no quiero hacerlo aquí, mejor salgo y me voy a la regadera y ahí puedo estar tranquilo.

–Los tiene que ayudar su papi. Dijo haciendo un tono burlón.

Estúpido.

–¡A ver, ustedes dos silencio! A la oficina. También los niños, incluyendo a los papás de los involucrados. Dijo sería.

Mi papá en compañía de Susana, Robert, Julieta y los niños caminaron fuera del lugar.

José Miguel me ayudó a subir y Carlos intentó ayudar a Aris, quién se negó rotundamente.

Caminamos juntos hasta las regaderas y ahí comenzamos a bañarnos. Espero que esto se quite, y pronto.

Narra Aristóteles

Espero que esto se quite pronto, sino voy a parecer pitufo requemado.

Me meto a la regadera y ahí escuchó una voz que me dice:

–Aris... Perdóname. Dijo cortamente.

¿Lo sientes? Pero esto no fue tu culpa Temo.

–No tienes que disculparte Temo, eso no es tu culpa.

–Pero de no haber sido por mi hermano no estaríamos en este aprieto. Dijo triste, escuché su voz entrecortada y me asomé a su regadera.

Estaba sentado en el suelo, con la frente en las rodillas y la mirada en la cintura.

–Temo... Levántate, esto no es culpa tuya...

–Pero sí es mi culpa que te hayan dicho cosas esos chavos.

–¿Pero por qué sería tu culpa?

Temo se está culpando por cosas que no eran culpa suya, y eso no me gusta, espero no ver a estos idiotas, sino me voy a enojar más, ya estuvo bien de tonterías y cosas malas que le dicen a Temo.

–Ven aquí. Dije dándole mi mano.

Me miró un segundo y me tomó de la mano para ayudarse a levantar. Me miró un poco y sonrió.

–Ellos no saben sobre nosotros, no saben nada sobre lo que hacemos o no, y si están juzgando a lo tonto es porque simplemente tienen envidia. Tienen envidia de nuestra amistad, de lo valioso que eres para mí y de lo valioso que yo soy para ti. Ellos nunca van a entender que es una amistad Temo, y ese es su problema... El día que ellos puedan aceptar quiénes son, para que así puedan juzgar quiénes somos van a entender. Vamos a quitarnos esto y saliendo nos vamos a tomar un agua de coco en la esquina, o igual nos compramos uno jochos que están allá afuera. Dije.

–Sí Aris... Muchas gracias por defenderme. Dijo con una sonrisa mediana.

Me encanta ver a Temo sonreír, pero no sé que hacer para lograrlo. Quizá cuando vayamos a los jochos o al agua de coco se sienta mejor. Le voy a contar algún chiste.

Labios De Miel ♥ AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora