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Narra Aristóteles

Después de un susto cañón que pasamos con Dave, salimos del río y observamos que todo estuviera en órden, no sé qué hubiera pasado si don Tito (creo que así le llaman) no hubiera estado ahí con nosotros.

–De verdad perdóname Robert, yo sé que debimos cuidar de Dave y...

–De verdad no es tu culpa Aristóteles, fue un accidente, Dave resbaló de su inflable y...

–No, es que si le hubieramos hecho caso a Julieta, Temo y yo hubiéramos evitado esto.

–No pasa nada, lo bueno es que lo que pasó con Dave no pasó de un enorme susto... Mira, ahorita está sentado ahí con los niños López y con su amiguito Sebastián, ahí está también Temo López, así que si quieres ve ahí, ahora sí te lo encargo. Me dijo bromeando.

–Claro. Le dije.

Caminamos juntos hasta dónde estaban Temo y los demás y ahí Robert se quedó un momento con su hijo mientras nosotros estábamos ahí mirándolos.

Narra Temo

Estábamos ahí con Dave y su papá, en parte me siento culpable por haber dejado a ese niño con los demás, era mi responsabilidad, junto con Aris, de cuidarlo... A él y a todos los demás.

En eso llegó Julieta, quién se veía un poco preocupada y molesta por lo ocurrido.

–Opa, ¿podemos hablar?

–Claro... Hijo ya venimos, eh. Le dijo Robert.

–Oigan. ¿Qué es eso de "opa"?

–A ver, a ver yo te explico. Dijo Dave.

(Si les soy honesto yo tampoco sé que quiere decir)

–Se dicen opa dos amigos que se quieren, mucho, muchísimo, muchísimo, pero primero empiezan cómo amigos.

¡DIOS! Será entonces que puedo decirle opa a Aris... ¿O a Diego? Qué padre, un apodo bien chido para mí y para Aris... O Diego.

–Ah, okay. ¿Entonces tú eres mi opa...?

–No, no, no... Según yo sólo se puede entre hombre y mujer... Sólo se puede entre pareja.

–Ah, okay, okay.

–Así se dicen mis papás... Continuaron hablando.

Por un momento me había emocionado, me hubiera encantado decirle "opa" a Aris... Ahora estoy comenzando a reflexionar sobre cómo mi vida ha cambiado desde que llegamos al edificio de los Córcega, qué bueno que mi papá eligió ese edificio, ahora tenemos amigos nuevos, amistades verdaderas y personas en las que podemos apoyarnos cuando necesitemos de ellos.

–¿Temo?

–¿Qué? Mande... ¿Qué pasó? Se me fue la onda, perdón.

–Estaba diciéndote que no  sabía que tu cabello es algo rizado también. Me dijo Aristóteles.

–Ah, sí. No lo mencioné porque no se nota mucho, sólo cuando me crece mucho sí se nota, pero como siempre me lo cepillo los rizos desaparecen. Sonreí.

–Deberías dejártelo crecer y podríamos ir juntos como dos negritos Bimbo. Bromeó.

–Jaja, no es mala idea Aris. Reí.

Después de un rato de platicar de cosas sin sentido, todos partimos de nuevo al edificio, yo me sentía un poco cansado por nadar y además el dolor regresó, pero era muy minúsculo el dolor que sentía en ese momento, ya casi no recordaba que tenía ese dolor en la espalda.

Labios De Miel ♥ AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora