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Narra Temo

–¿Eso crees Ari? Tú también lo eres, eres un increíble amigo, me caes súper bien... Gracias por ayudarme a adaptarme a mi nueva vida, por hacerme sentir bienvenido, y sobre todo por ser un excelente amigo. Dije sonriendo.

–Soy yo quién debe agradecer Temo, tu llegada a mi vida ha sido muy importante. Contigo he podido ser quién jamás he sido con los demás, te he contado todo sobre mí y, a diferencia de los demás, tú no me has juzgado, has sido comprensivo y me has llenado mucho de alegría la vida... ¿Te digo algo?

–Dime. Dije sonriendo.

–Me has hecho ver la vida de otra manera. Sonrió.

¿Qué acabas de decir? ¡No lo puedo creer! Ahora sí me muero lectores.

–Oye, no es muy tarde aún, vamos a dar una vuelta... ¿Va?

–Sí Ari. Dije sonriendo.

Neta no puedo creer que me esté pasando esto.

Comenzamos a platicar de nuevo sobre cosas sin importancia e incluso comenzamos a decir incoherencias, nos divertimos mucho hablando tonterías, sobre todo porque cada vez que Ari sonríe me hace sonreír a mí.

(...)

Ya es algo tarde, no sé qué hora es, pero ya es tarde, se ve muy oscura la noche, hay luces en la plaza y le dan un toque romántico al momento, vamos tan sólo Ari y yo caminando, ni hay mucha gente en este momento, ni en este lugar.

–¿Qué gustaría ser de grande Temo? Preguntó.

–Ese tipo de preguntas se les hace a los niños, ¿no?

No contestes una profesión Temo, es estúpido.

–Quiero ser... Feliz. Dije.

¿De dónde me salió lo sabio?

–La mejor respuesta, eh. De hecho, sólo te nosotros depende ser felices. Dijo.

Seguimos caminando por el lugar, ahora sí estábamos casi solos, ya no veo a nadie a los alrededores...

Jugueteamos un poco, nos empujamos y reíamos.

Creo que es tiempo, sí... Voy a hacerlo. Voy a decirle todo a Ari.

Narra Aristóteles

Creo que ya sé que está pasando conmigo... Creo... Creo que me gusta Temo.

No.

¿Cómo podría gustarme Temo? No porque sea un chico, me refiero a que él es todo lo que yo no soy, tiene lo que yo no tengo.

Temo es listo, es agradable, abierto, puedo confesarles lectores que... Qué es muy lindo, en todos los aspectos. Me encanta ver su sonrisa cada vez que alguno de nosotros dice una bobería, o cuándo nos saludamos...

Yo por otro lado no soy guapo, ni listo, ni agradable, quizá muchas personas piensan que lo soy, pero no me conocen en realidad, el verdadero Aristóteles está encerrado en las paredes del "qué dirán" incluso puedo decir que, aunque nunca lo he experimentado, me estoy empezando a enamorar...

Creo que por eso quería que Temo se acercara a mí aquel día, creo que esa es la respuesta a todas mis preguntas sobre cómo Temo cambió mi vida por completo.

–Temo. Quiero hablar contigo. Dije.

No voy a perder la oportunidad de hablar sinceramente con él, y no encontraré un momento más oportuno.

–Yo también quiero decirte algo. Dijo.

–Vamos a sentarnos a la orilla de la fuente, ¿va?

–Sí, sí. Dijo.

Labios De Miel ♥ AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora